La imagen más difundida de la película. |
La Tierra y la Sombra
Por Alberto Ramos
Garbiras (*)
La película del
director César Acevedo obtuvo cuatro permios recientes en Europa, el Cámara de
oro en el festival de Cannes, también el Sacd (Sociedad de
Autores), Visionary Award (premio revelación) y Le Grand Rail D’Or
(premio del público). Es un director joven, talentoso y con una visión crítica
sobre los problemas de la sociedad colombiana que, seguramente le proporcionará
al cine nacional obras para reflexionar sobre lo que nos falta alcanzar para
ampliar la democracia y poder gozar de los derechos sociales, económicos y
culturales.
Alfonso (Haimer Leal ), el esposo de la
campesina abandonada regresa a una casa rural en un minifundio de Candelaria (Valle)
después de 17 años de ausencia, en medio cañaduzales(con cultivos de caña a
lado y lado como muros), camina hacia su antiguo hogar, una casa sin panorama
rodeada de caña de azúcar y un árbol samán que sobrevivió a la tala intensiva
para extender el monocultivo, y recibe el primer impacto ambiental: es envuelto
por una nube de polvo que levanta uno de los vehículos del ingenio. Su hijo
Gerardo (interpretado por el actor Edison Raigosa), está muy enfermo, fue
cortero de caña de azúcar cerca de 12 años y ha adquirido una enfermedad
pulmonar que no lo deja salir de la casa, se cuida del humo, el polvo, los
incendios y la pavesa de la caña: vive encerrado pero sin atención médica. El
entorno lo está matando.
Hay una escena que lo dice todo: Alfonso
recorre las áreas alrededor de la casa, no encuentra nada de lo que había, los
parajes diversos desaparecieron, los árboles frutales no existen, las fincas
cambiaron su vocación, el campo ahora es uniforme, cierra los ojos para
reaccionar, vuelve y mira: todo es como un inmenso colchón verde. Ese
monocultivo de caña que transformó el panorama, acabó con las fincas, los
árboles, la avifauna y transformo el panorama en un colchón verde. La rutina de
los corteros de caña es retratada en esta película de César Acevedo, los
trabajadores están gran parte del día en medio del calor canicular y con una
indumentaria de protección solar, sombrero, un trapo en el cuello y guantes,
dotados de machetes. Los corteros viven una situación de esclavitud, sin servicios
de salud, sin protección laboral, comiendo de portacomidas, asoleados, tiznados
y en la tarde terminan fatigados, sin fuerzas y se mueven como zombies. Llegan
tiznados e irreconocibles a sus casas a bañarse, para recuperar energías.
La película tiene doble género:
corresponde al género dramático, pero al mismo tiempo se enmarca en el género
ambiental. Para escribir sobre esta película uno trata de evitar el comentario
meramente contenidista y el enfoque ecosocialista, pero el guion y el
encadenamiento de los hechos lo conducen a esa clase de escritura.
La Tierra y la
Sombra narra la agonía de un cortero de caña
desatendido, sin seguridad social. Fue utilizado cuando tenía salud, energías y
el pago a destajo no le permitió disponer de ahorros para protegerse Y
una madre aferrada a la tierra, que no concibe la transformación que la
agroindustria con cañaverales le impuso y fue cercada por los daños
ambientales. César Acevedo, director de este film narra la situación familiar
angustiante de los corteros de caña cercados por los impactos ambientales y las
desiguales condiciones laborales. Es un drama familiar Una familia desahuciada
irremediablemente desprotegida por el Estado que permitió la alteración de la
huella ecológica y no reguló la producción al permitir quemas, requemas y
fumigaciones a los ingenios azucareros. Una película que describe un intenso
drama familiar por los efectos socioeconómicos negativos de una agroindustria
monoconcentradora del poder agrícola atentando contra la seguridad alimentaria
de la región.
Lo único que le falta a esta película
dentro de ese cuadro lúgubre que narra es una secuencia donde aparezca una
avioneta fumigando con glifosato, ese es el otro factor que exterminó los
cultivos de frutas y hortalizas de los pequeños propietarios, minifundistas que
no se pudieron sostener. En el Valle del Cauca por fuera del glifosato se viene
presentando la inadecuada aplicación y aspersión aérea de pesticidas órgano fosforados,
en el sector agrícola con vuelos ilegales desde aviones livianos que, de manera
anti técnica afectan cultivos vecinos y aledaños, madurándolos prematuramente,
o descomponiendo sus frutos. Las aplicaciones y aspersiones realizadas con esta
clase de aeronaves, han carecido de los permisos que deben expedir las autoridades
aeronáuticas, sanitarias y ambientales. La continuidad de esos sobrevuelos de
fumigación agrícola no han sido controlados debidamente y no cumplen los
requisitos en lo tocante al manejo de residuos sólidos, de líquidos; no hay
control sobre las mezclas y la utilización de albercas, equipos de aspersión,
tanqueo de los agroquímicos, etc.
Lo que le sucede a esta familia de La tierra y la Sombra es lo
que le ha sucedido a todos los minifundistas del Valle geográfico, fueron
asfixiados y liquidados económicamente. Un entorno infernal no solo por las
llamas que los rodean por la quema del follaje de caña, con lluvia de pavesas
que asfixian. Las pavesas con el viento son pulverizadas hasta en partículas
submicrónicas que se inhalan imperceptiblemente, esa seguramente es la
enfermedad pulmonar que hace agonizar al hijo de la pareja disuelta.
Como ambulancia el padre del
debilitado Gerardo contrata una carretilla que en el Valle del Cauca
llaman Zorra, esa escena condensa la precariedad de la familia expuesta a
la extinción. Lo conduce por desespero ante la desatención médica a un puesto
de salud donde no le recetaran lo apropiado ni lo diagnosticaran en debida
forma por la inexpertica del médico y por las negativas a quienes no tengan
medicina preparada, o al menos afiliación a una EPS. El padre angustiado
implora que lo reciban y atiendan porque se va a morir, la súplica no tiene
eco.
Al final de la película vemos el éxodo
obligado de la familia, deben abandonar la casa, único bien que han tenido, la
abuela (Hilda Ruiz) se queda sin familia, sin trabajo y sin sustento porque ni
para la recolección primitiva de frutos le sirve el área donde habita ,
impactada por el monocultivo de la caña de azúcar. Hilda Ruiz desempeña la
mejor actuación con introspección a la manera de los egresados de Actor Studio.
Es serena, seca solo dice lo preciso y está marcada por el tiempo y las
circunstancias que la agobian.
La película tiene el tono del cine
neorrealista italiano, con crudeza, sin adornos y con actores que parecen
sacados del sitio que se describe, narra la situación de oprobio, encierro y
amenaza a que el entorno los reduce. El neorrealismo ese cine italiano de
la segunda postguerra que retomó y aplicó en lo social el realismo francés. El
cine italiano de la segunda mitad de los años 40 en medio de la precariedad por
la devastación de la segunda guerra mundial se concentró en exhibir las
condiciones sociales de manera real sin ocultar los sufrimientos humanos,
Exaltó los sentimientos de los personajes, se rodó en sitios externos,
escenarios naturales, por fuera de los estudios de cine, unos guiones
comprometidos con la realidad social p ara plantear estados de precariedad y si
se quiere de pauperización de sectores sociales. Fue el cine que hicieron directores
como Rosselinni, De Sica, Visconti, De Santis, Lattuada, Germi, Masseli,
Fellini y otros que hicieron películas memorables como La tierra tiembla (Terra
Trema), Ladrón de Bicicletas (Ladri di Biciclette), Stromboli: Terra di Dio,
Riso Amaro, Ossessione, El Limpiabotas, Roma , Citta Aperta y otras.
La película fue filmada o rodada en la
vereda El Tiple de Candelaria, este municipio vio estancado su desarrollo
y padece por falta de agua potable. El monocultivo de la caña de azúcar absorbe
sus aguas subterráneas y desvían las superficiales. Las aguas
superficiales no solo están contaminadas por las cargas orgánicas, también por
las aguas residuales que vienen aguas arriba, más los vertimientos porcícolas y
otros factores, también la tala intensiva en las laderas del otro municipio
afecta por empalizadas su potabilización, los deslaves en las cuencas por talas
intensivas vuelven turbulentas las aguas que rodean el municipio, y los
vertimientos industriales, entre otros. Cuatro ríos surcan y recorren el municipio,
tres ríos altamente contaminados e intratables (Párraga, Cauca y Desbaratado) y
el otro, aguas arriba la administración Municipal de Florida impide que se
conecten las tuberías.
Allí, en Candelaria, la realidad concreta
hoy es esta, se ha alterado la biodiversidad, la vida no es saludable y
productiva en armonía con la naturaleza, las aguas subterráneas no son objeto
de especial protección, el consumo humano del agua no tiene prioridad sobre
otros usos, no hay acciones de corrección y restauración del deterioro
ambiental, el paisaje no es protegido, los suelos se han salinizado, no
funciona para este municipio el sistema nacional ambiental porque no hay
acciones conjuntas de las autoridades, se registra degradación y erosión
de los suelos, se alteró nocivamente la topografía, se alteró el flujo natural
de las aguas, hubo extinción cualitativa y cuantitativa de especies vegetales.
Hay 33 municipios con cultivos de caña que
los bordean, y recientemente estos cultivos se han extendido a las planicies de
los municipios con tierras de ladera. El monocultivo de la caña de azúcar acabó
la vegetación y espantó la avifauna. En la película los pocos pájaros que
quedan están en la banda sonora y en la imaginación del abuelo acudiendo al
recurso de los sonidos que emitían, silbando para imitarlos. La quema del
follaje de la caña alteró la temperatura y bordea e invade con pavesas a la
población, las partículas submicrónicas son un atentado permanente contra las
vías respiratorias de los residentes, las fumigaciones aéreas con glifosato
acabaron con los minifundistas pudriendo sus frutos y hortalizas; los ingenios
azucareros desecaron los humedales e invadieron la ronda protectora de las
corrientes de agua; el rio Párraga fue convertido en una cloaca, por la disminución acelerada de su caudal, por el aprovechamiento del
caudal desproporcionado por parte de la industria azucarera de la localidad,
por la contaminación ambiental generada por los ingenios azucareros y la
población del municipio sin PTAR los cuales arrojan a su escaso caudal aguas
contaminadas. Candelaria puede ser analizado como Municipio piloto de lo que sucede en
otros cuando se altera el paisaje y la geografía con un solo cultivo y se
atenta contra la seguridad alimentaria. Hay que exigirle a la CVC la
recuperación y restauración del rio Párraga, sancionando a los
contaminadores.
Quien visite ese municipio y recorra sus
alrededores, salta a la vista que el desarrollo armónico se rompió hace varios
años en Candelaria por el extensivo cultivo de la caña de azúcar que
tiene cercado a este municipio y extenuados, asfixiados, acogotados a sus
habitantes. Municipio anulado por un monocultivo que atenta contra la huella
ecológica y disminuyó la agricultura antes diversa y pujante.
¿género ambiental?
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