El pueblo sirio manifestandose en apoyo a su presidente Bashar Al Asad.
EL
ATAQUE CRIMINAL DE
TRUMP
CONTRA SIRIA
Por
Luis Alfonso Mena S.
En la noche del 6 de abril,
Donald Trump agredió a la República Árabe Siria, con cuyo Gobierno laico y
liberal no han podido ni el imperio gringo, ni los países de la Otan aliados de
éste, ni el tenebroso gobierno de Turquía, ni el sionismo asesino de Israel, ni
las monarquías reaccionarias y plutocrática del Golfo Pérsico, todos cómplices,
de una forma o de otra, de los terroristas denominados ‘Estado Islámico’
(Isis), que los sirios combaten con pundonor.
Los medios de las élites
amanecieron aplaudiendo todos, sin investigar, arrastrándose tras la mentira
oficial: que el Gobierno de Bashar Al Asad había usado armas químicas contra su
pueblo y por eso “merecía” el ataque de misiles hecho desde una base estadounidense
en el Mediterráneo.
Mientras el país se encontraba consternado y compungido por la tragedia que azotó a Mocoa, el urbismo desarrollaba su desfile de odio, buscando desunir aún más a los colombianos. (Fotos: Revista Semana).
ODIO,
EN MEDIO DE LA TRAGEDIA
Por Luis Alfonso Mena S.
Mientras el país se debatía entre
el estupor y el dolor, por la terrible tragedia ocasionada por el
desbordamiento de los ríos que rodean a Mocoa, capital del departamento del
Putumayo, en Bogotá, Medellín, Cali y Montería el uribismo desfilaba haciendo gala
de odio, mentiras y devastación ética contra la paz y la reconciliación entre
los colombianos.
En Bogotá, el presentador del acto uribista realizado en la Plaza de Bolívar
les deseaba la muerte, micrófono en mano, a sus contradictores en el Gobierno y
en el Congreso de la República; en Medellín, el asesino John Jairo Valásquez,
alias Popeye, jefe del ejército de sicarios de Pablo Escobar, se exhibía muy
orondo en el epicentro del desfile de los paisas que lideraba el mismísimo
Álvaro Uribe y se afirma que varios participantes, sin pudor alguno, se
fotografiaban con el criminal; y en Montería, un oscuro senador uribista,
Daniel Cabrales, enceguecido por el odio, en el colmo de los disparates, le
atribuía a las Farc ¡el desbordamiento de los ríos en Mocoa!
En opinión de muchos colombianos, no cabe duda de que el uribismo se encuentra
en una etapa delirante con tendencia a la demencia, pues incurre en las más
absurdas y descabelladas invenciones para tratar, en vano, de desacreditar todo
lo construido hasta ahora en el proceso de paz colombiano.
Y en ese marco, incluso, incurre también en la agresión a periodistas, a
quienes, a pesar de toda la difusión que éstos hacen de cuanta declaración
profieren Uribe y sus adláteres, los califican de "vendidos" y
"enmermelados", como ocurrió en Cali y en otras ciudades del país.
Hoy todos los esfuerzos de los
colombianos deben orientarse a la solidaridad con los hermanos de Mocoa, que
padecen los estragos de la naturaleza y de la imprevisión del Estado a lo largo
de su historia.
Al uribismo hay que dejarlo en su
soliloquio alucinante, de extrema derecha, irracional.
Jamundí, Valle del Cauca, domingo
2 de abril de 2017.
LAS
OTRAS GRANDES TRAGEDIAS EN LA COLOMBIA CONTEMPORÁNEA: POPAYÁN, ARMERO, ARMENIA
Por
Santiago José Mena Cárdenas
Colombia ha sido escenario de
varios desastres naturales a lo largo de su historia, los cuales han cobrado la
vida de miles de compatriotas en varias regiones del país. Terremotos y
avalanchas han sido las eventualidades de la naturaleza que más han causado
estragos. Veamos cuáles han sido algunas de las más graves.
El 31 de marzo de 1983, en pleno
Jueves Santo, Popayán fue sacudida por un terremoto de magnitud 5,5 en la
Escala de Richter, el cual sorprendió a sus habitantes a las 8:13 minutos de la
mañana y tuvo una duración aproximada de 18 segundos. Su fuerza destructora,
además de la magnitud, fue la profundidad del mismo, solamente 4 km. Dicho
terremoto causó la muerte de 300 personas, dejó más de 10.000 personas
damnificadas y cuantiosos daños en la infraestructura de la ciudad.
El 13 de noviembre de 1985, días después
de la toma del Palacio de Justicia en Bogotá, se produjo la tragedia de Armero.
La misma fue provocada por la erupción del Volcán Nevado del Ruiz, la cual
ocasiono un deshielo del 10% de la capa glaciar de la montaña que genró un gran
flujo de lodo, arena y escombros. Estos elementos descendieron por las laderas
del nevado a una velocidad de 60 km/h y se encaminaron por los ríos
circundantes, golpeando sin contemplación al municipio de Armero, ubicado a 50
km del Volcán, en el departamento del Tolima. La tragedia ocasionó la muerte de
más de 20.000 personas en una ciudad de 29.000 habitantes para la época.
El 25 de enero de 1999, a la 1:19
de la tarde, Armenia fue sacudida por un terremoto de magnitud 6.4 en la Escala
de Richter, con una profundidad de 16 kilómetros. El sismo, que fue
posteriormente seguido por 14 réplicas de menor magnitud, ocasionó más de 1.500
víctimas fatales, según los reportes de las autoridades, más de 4.000 heridos y
la semidestrucción de la ciudad.
La más reciente tragedia natural
impactó con todo su vigor a la capital del departamento de Putumayo, Mocoa, en
la noche del viernes 31 de marzo de 2017, cuando las incesantes lluvias que han
impactado al suroccidente colombiano generaron precipitaciones de agua, lodo y
piedras que hasta el momento han dejado más de 200 víctimas fatales, miles de
damnificados y 17 barrios cercanos a los ríos Sagoyaco, Mulato y Mocoa
arrasados.