El Bolívar Desnudo, la representativa obra en bronce de Rodrigo Arenas Betancourt, en la plaza central de Pereira. (Foto: http://www.skyscrapercity.com/showthread.php?t=1455314). |
Pereira,
ciudad de dulces y trancones
Por
Rubén Darío Taborda Franco (*)
Cuando uno
llega a Pereira procedente de Cali o Palmira encuentra un edificio de
diez pisos que se llama Mukava, luego se
entra a La Perla del Otún, como se le conoce a la capital de Risaralda, por la
Carrera 13, observa a mano
derecha el estadio y después el barrio Los Corales. A mano izquierda encuentra
una altiplanicie enmallada como la Escuela Militar de Aviación Marco Fidel Suárez
en la capital del Valle, porque ahí se encuentra el puerto aéreo de la ciudad.
Pereira parece ser buena plaza para los cantantes,
pues en el pequeño recorrido que hice observé el anuncio de
conciertos de Franco de
Vita, Luis Alberto Posada y J. Balvin.
Paramos por un momento en una estación de gasolina, me bajé del carro, avancé unos metros y vi la panorámica de Pereira. La ciudad está conformada por lomas que fueron paulatinamente urbanizándose. En ese momento el helicóptero de la Policía hacía un sobrevuelo por la ciudad y se perdía entre edificios, casas y montañas.
Reiniciamos el paseo por Pereira, pero con un trancón monumental.
Carros andando a 15 kilómetros por hora sobre la autopista y largas filas de automóviles
estacionados en cercanía del San Andresito de la ciudad y de otro centro
comercial.
Pasamos por un
pequeño hundimiento en la
autopista y, al salir, se ve a mano
derecha el Colegio Nuestra Señora de Fátima. Luego pasamos por el Coliseo
Rafael Cuartas Guzmán y después tomamos la Carrera Octava. Rodando por la Calle
31 me topo con un local que vende granizados de mango verde con limón, piña y,
como novedad, granizado de apio.
En la Calle 23 se encuentra Cine Alma, donde
anuncian la proyección de la película ¡Qué
Viva la Música!, inspirado en el libro del caleño Andrés
Caicedo que lleva el mismo título de ese largometraje.
Por las calles comencé a sentir el ambiente del día
de los niños o de Halloween, pues miraba desde la ventana del carro a niños
disfrazados de súper héroes, una niña vestida de bailarina y a la Chilindrina
haciendo una llamada desde su celular.
Por los andenes se veía a Drácula, lo mismo que a momias
y brujas paseando a las 6:30 p.m., cuando la fría noche pereirana va apareciendo
y el día va cerrando sus ojos poquito a poco.
De pronto vi un almacén de electrodomésticos que
tenía un televisor encendido y en la pantalla se veía la transmisión del
partido Cortuluá-Once Caldas, que en el momento perdía el equipo local por un
gol de diferencia y que terminaría con tres en contra del onceno tulueño en el
Estadio Doce de Octubre.
Por las calles de la Carrera Octava seguían pasando
peatones y niños disfrazados.
Mientras los pereiranos caminaban de un
lado para otro, un señor se encontraba
en el andén con una carreta con termos
que cargaban café para vender. En ese
momento saqué la cabeza por la ventana de
vehículo en que me transportaba y vi a una señora caminado sonriente con su
balaca que simulaba ser un cuchillo que
le atravesaba su cabeza.
Como había mucho tráfico automotor, al igual que
cuando uno pasa por la Carrera Octava entre calles Trece y Quince de Cali, le
preguntamos a un señor dónde podíamos encontrar un parqueadero y él nos indicó
uno en la Calle 21. Por esa calle no había mucho movimiento de vehículos.
De ahí salimos a una dulcería de Pereira, cerca del
Bolívar Desnudo de Rodrigo Arenas, a comprar esos turrones que se hacen con
maní del Tolima, azúcar del Valle del Cauca y café cultivado en estas tierras,
inspirado en recetas italianas y francesas, preparado en moldes de plata
típicos de la cocina suiza.
Mientras Charles Chaplin se tomaba un café en un
restaurante, la población infantil iba
con sus padres contentos festejando su día y
yo disfrutaba de un rico
turrón blanco después de una larga
espera, gracias al trancón en calles pereiranas por culpa del gran tráfico
vehicular y las brujitas que caminaban
ese 31 de Octubre, felices por la ciudad.
(*)
Periodista independiente.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario