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miércoles, 20 de mayo de 2020

La agresión comunicacional de EE.UU., derrotado en Venezuela


RESISTENCIA LATINOAMERICANA FRENTE A LA MORDAZA IMPERIALISTA

Por Luis Alfonso Mena S.
Ante la mordaza mediática impuesta por el imperialismo norteamericano y sus títeres contra la República Bolivariana de Venezuela y el derecho de los demás pueblos a la información veraz, urge responder con la resistencia comunicacional en la América Latina.

La multinacional AT&T, experta en injerencismo y participación en golpes de Estado, bloqueó la señal de Telesur a través de Directv, por lo cual no se podrá seguir viendo por parte de quienes tienen contratado este servicio de cable operador en Venezuela y Colombia, entre otros países.

Se trata de una nueva violación de los derechos humanos a manos del imperialismo y sus corporaciones satélites (AT&T, Directv), pues el de la comunicación y la información son derechos fundamentales, inalienables del ser humano.

En el caso de Colombia, significa una violación flagrante no solo de los contratos de índole civil y comercial que los suscriptores pactaron con Directv, al firmar con esta empresa un paquete que contenía la señal de Telesur, sino también de la Constitución Política Colombiana que, en su artículo 20, establece, entre otros ítems, la prohibición de la censura.

Y qué sino censura significa sacar la señal de Telesur de la cablera, en el marco de un sinfín de ataques que sigue cometiendo el establecimiento gringo de consuno con sus abyectos en Colombia y demás países integrantes del Cartel de Lima contra el derecho del pueblo venezolano a su autodeterminación, independencia y soberanía nacional.

La decisión se produce pocos días después de que se llevara a cabo en Miami, Florida, una reunión del Centro de Medios de las Américas del Departamento de Estado, en la que funcionarios del Gobierno de Donal Trump lanzaron falaces acusaciones contra Telesur, RT y otras plataformas alternativas internacionales.

Hace pocos meses, el ala fascista de la oposición de derecha venezolana ya había anunciado una ofensiva contra Telesur, para tratar de torpedearla y someterla al saqueo, como han hecho con otras empresas públicas del ámbito internacional (Monómeros, en Colombia, y Citgo, en EE.UU., por ejemplo).

A los mendaces defensores de la “democracia”, que a diario hacen gárgaras con el concepto de “libertad de prensa”, les desespera que a través de Telesur, RT, Hispan TV, Venezolana de Televisión (VTV, Canal 8 del Estado venezolano), Teves y otras señales se difunda la realidad de lo que pasa en el Venezuela, América Latina y el mundo.

Les molesta, de manera especial, la difusión de la verdad sobre el desastre humanitario que afronta EE.UU. –primera potencia del mundo capitalista– con más de un millón 560.000 contagiados por la covid-19 y la aterradora cifra de más de 92.900 muertos ocasionados por la desatención y el nefasto sistema de salud del Estado neoliberal gringo.

Y que difundan, igualmente, los éxitos extraordinarios del Gobierno bolivariano de Venezuela, en donde los casos de contagio por coronavirus apenas pasan de los 600 y la cifra de muertes es de diez personas, a pesar del cerco económico estadounidense y europeo que impide el ingreso de medicinas y de insumos para el servicio médico nacional.

Les molesta a los gringos y a sus lacayos en Venezuela, Colombia y otros países satélites que, simultáneamente, Telesur, RT, VTV y otros medios den a conocer las sucesivas derrotas infligidas por el pueblo y el Gobierno de la República Bolivariana a las intenciones imperialistas de agredir al hermano país, como ocurrió con la recientemente derrotada incursión mercenaria del día 3 de mayo de 2020.

No saben cómo callar las denuncias sobre la complicidad de los gobiernos de EE.UU. y de Colombia con los mercenarios y terroristas, 52 de los cuales ya se encuentran detenidos y confesando sus crímenes, y revelando cada vez más pruebas de la participación de su títere, Guaidó, en la conspiración criminal con el cabecilla gringo de los mercenarios, Goudreau, serviles particulares de los intereses de Trump y de su banda de halcones anacrónicos.

El imperialismo les ha declarado la guerra a los pueblos de América Latina y del mundo, y de esa guerra hace parte acallar la voz de los medios alternativos y públicos comprometidos en el continente y en el mundo con la verdad.

Después de su estrepitosa derrota en las costas venezolanas, a manos del pueblo y de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, EE.UU. recrudece, con sus agentes internos, la guerra económica, la especulación con el dólar, el sabotaje terrorista a la infraestructura eléctrica y de suministro de agua potable, el bloqueo a los insumos para el procesamiento de la gasolina y la persecución a los buques iraníes que se desplazan solidarios con el combustible para ayudar a su hermano bolivariano a enfrentar la infamia gringa.

Nada de esto se conoce en Colombia por los medios masivos de comunicación de las élites oligárquicas, cómplices también de la agresión fraguada desde La Guajira de nuestro país, con conocimiento del régimen uribista de Iván Duque, contra el hermano pueblo.

Así que no es de extrañar este nuevo episodio, que aparece en plena pandemia, sin conmiseración, en el marco de la seguidilla de acciones de revancha y ataques para propiciar una nueva agresión, porque es conocido que bloquear las comunicaciones para evitar las relaciones internas es uno de los preámbulos de las invasiones.

Pero ante la nueva agresión, el pueblo latinoamericano debe asumir la resistencia comunicacional. Primero, rechazando por incumplimiento legal, los contratos por parte de Directv.

Luego, enlazándose a Telesur, VTV, Teves, RT, etc., a través de YouTube en sus teléfonos inteligentes y computadores personales, enlaces que también se pueden extender a los televisores familiares.

Y, de igual manera, conectándose por las páginas web de estos medios directamente y/o por las redes sociales.

Ante la censura y la mordaza imperialistas, se impone la resistencia comunicacional de los pueblos latinoamericanos.

A la guerra comunicacional desplegada por EE.UU. y sus gobiernos, actores y medios títeres, urge una ofensiva del campo alternativo con imaginación, solidaridad, inteligencia y mucha conciencia de soberanía y libertad.

Cali, Colombia, martes 19 de mayo de 2020.


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