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domingo, 31 de enero de 2016

Una columna, a propósito del éxito del cine documental colombiano

El afiche promocional de la película proyectada en 2012.

Apaporis, un homenaje a los pueblos ancestrales

Por Antonio Dorado Z. (*) 
Esta película es ante todo un homenaje a la sabiduría y conocimiento de los pueblos amazónicos, especialmente a los pueblos que viven en las riberas de los ríos Canarari y Apaporis. En un país mestizo como el nuestro, donde muchos todavía ocultan sus raíces indígenas, donde el apelativo “indio” es un término despectivo, es urgente insistir en la sorprendente sabiduría de nuestros pueblos ancestrales. En ese sentido, la película es una invitación al respeto de los pueblos indígenas y a la conservación de nuestras bellezas escénicas naturales  y la biodiversidad de las selvas, que representan más del 42 por ciento del territorio nacional.

La película es una invitación visual y sonora para desconectarnos de los  tormentos urbanos y hacer una inmersión de 74 minutos en la selva. Es una apuesta por el cine colombiano documental, que ha demostrado un importante desarrollo estético y narrativo. Pero más allá de la condición de la expresión audiovisual, lo que quiero subrayar es que Apaporis es una apuesta por un cine que pretende propiciar reflexión y pensamiento.


La Amazonia ha sido un territorio sistemáticamente golpeado por la explotación de caucho, de pieles, de animales exóticos y por el narcotráfico y grupos ilegales, lo que ha significado riqueza para los advenedizos y desgracia para los nativos. No obstante estas dificultades, algunas comunidades son tan fuertes que han logrado mantener su resistencia y han sobrevivido. Ahora que aparentemente hay mayor consciencia ecológica, se cierne otra amenaza terrible sobre estos territorios con la asignación de licencias de explotación minera. La ambición que despierta la existencia del oro, el coltán, el gas y los hidrocarburos, pone en riesgo la riqueza cultural que aún existe y que es única en el mundo.

Estas comunidades pueden desaparecer, no por causas externas como terremotos, o explosiones volcánicas, sino por las acciones de seres humanos que tienen en sus manos las decisiones sobre la protección de la riqueza cultural de estos territorios. El film registra una pequeña muestra de esas riquezas, donde advertimos algunos de sus conocimientos botánicos acumulados a través de los tiempos. Ellos están organizados, son colombianos pensantes que luchan por tener independencia para trazar su propio destino.  Tienen la sabiduría para conservar los bosques y requieren que respetemos sus desarrollos autónomos. Un auge de explotación minera irresponsable puede ser fatal. La pérdida de sus lenguas es otra pérdida enorme del patrimonio universal. Nosotros no podemos ser la generación que asista silenciosa a la destrucción de las culturas amazónicas.

Si logramos que este sentimiento se siembre en los colombianos y anime una actitud de respeto a nuestras comunidades, este documental habrá logrado su cometido.


(*) Palabras de Antonio Dorado, director del documental, docente de la Universidad del Valle, en el estreno de la película Apaporis en Cali, reproducidas en el periódico PARÉNTESIS, edición impresa No. 17, abril-mayo de 2012.

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