Foto: Luis Britto García. |
Venezuela: Qué informar
Por Luis Britto García (*)
Divulgar que por el exceso de oferta mundial, el precio del barril de
petróleo venezolano se ha desplomado de $100 a unos $23, mientras que
producirlo cuesta unos $18.
Informar que el monopolio de la producción global de alimentos por unas
pocas transnacionales y los trastornos climáticos han provocado un aumento
brutal del precio de la comida.
Explicar que ninguno de estos cambios es culpa del gobierno
venezolano, sino de megacorporaciones enemigas que rigen la economía
capitalista.
Exponer que la derecha sólo tuvo un incremento de 4,22% en su votación y
que por falta de un sistema de representación proporcional, habiendo obtenido
sólo 56,2% de los votos, le correspondió 67% de las curules.
Señalar que no hubo un cambio masivo del electorado hacia la derecha, sino
una abstención de grandes contingentes recuperables que antes votaron por el
bolivarianismo.
Detallar el enorme esfuerzo que realiza el gobierno para que estén
disponibles para el pueblo a precios subsidiados combustible, alimentos y
medicinas que a precios de mercado neoliberal serían incosteables.
Comparar los precios venezolanos de alimentos, medicinas y artículos de
primera necesidad subsidiados, con los precios de mercado que se cobra
por ellos en países cercanos.
Demostrar que no es el gobierno quien acapara, esconde productos y especula
con alzas de precios, sino el empresariado que a veces los compra con dólares
otorgados a tasa preferencial.
Publicar las medidas adoptadas contra comerciantes que acaparan
productos y los venden a precios especulativos o hacen contrabando de
extracción.
Divulgar la lista de funcionarios que otorgaron dólares preferenciales a
empresas de maletín para que los dilapidaran en importaciones fantasmas, el
estado de los juicios que se les siguen y las condenas respectivas.
Difundir la lista de empresarios presos por creación de empresas fantasmas
y obtención fraudulenta de divisas.
Publicitar la lista de sancionados por el bachaqueo especulativo de productos
subsidiados, y la de distribuidores públicos o privados penalizados por
entregarles directamente dichos productos.
Exponer las mejoras sociales, económicas, asistenciales, educativas y
culturales logradas para el pueblo venezolano, que nos han asignado un Índice
de Desarrollo Humano Alto y logrado el Índice de Desigualdad menor en América
Latina.
Revelar el sacrificio y la discriminación que han introducido en otros países
las políticas neoliberales de privatización de la educación.
Explicar la mortandad por falta de asistencia médica que acarrearía la
privatización de la salud.
Rememorar el desastre que el siglo pasado significó para los trabajadores la
eliminación neoliberal de las prestaciones sociales, la estabilidad laboral y
las indemnizaciones por despido.
Refrescar la memoria sobre la crisis bancaria neoliberal en la cual
los banqueros robaron la mitad del circulante del país.
Demostrar que la privatización de las industrias estratégicas acarrearía una
catastrófica oleada de despidos y la pérdida de la soberanía.
Publicar las cifras reales, basadas en conteos de cuerpos, de los homicidios en
el país, y no cifras infladas por “encuestas” de “percepción” que
“perciben” que en 2009 ocurrieron 21.132 homicidios, que produjeron 19.113
víctimas (¿¡!?).
Recordar los operativos de seguridad de fin de siglo, que detenían a todos los habitantes de un barrio para verificar
si tenían antecedentes penales.
Dejar de
creer que figuración mediática sustituye trabajo político.
Evitar copiar las atrocidades de los medios comerciales:
interrupciones a repetición, interrupciones de las interrupciones, saturación
de la pantalla con cintillos, inserciones y logos chisporroteantes,
vulgaridad, sensacionalismo, chabacanería.
No resucitar cadáveres insepultos de la oposición convirtiendo sus necedades en
noticias.
Utilizar a plenitud el incomparable y mayoritario equipo de intelectuales y
artistas revolucionarios.
Suspender el suicidio de ir inhabilitando a los mejores comunicadores
progresistas.
Caracas, sábado 23 de enero de 2016.
(*)
Luis Britto García. Caracas, 1940. Narrador, ensayista, dramaturgo, dibujante,
explorador submarino, autor de más de 60 títulos. En narrativa destacan Rajatabla (Premio Casa de las Américas
1970) Abrapalabra (Premio Casa de las
Américas 1969) Los fugitivos, Vela de
armas, La orgía imaginaria, Pirata, Andanada y Arca. En teatro, La misa del Esclavo (Premio
Latinoamericano de Dramaturgia Andrés Bello 1980), El Tirano Aguirre (Premio Municipal de Teatro1975), Venezuela tuya (Premio de Teatro Juana
Sujo en 1971) y La Opera Salsa, con
música de Cheo Reyes. Con Me río del
mundo obtuvo el Premio de Literatura Humorística Pedro León Zapata. Como
ensayista publica La máscara del poder
en 1989 y El Imperio contracultural: del Rock a la postmodernidad, en 1990; Elogio del panfleto y de los géneros malditos
en 2000; Investigación de unos medios por
encima de toda sospecha (Premio Ezequiel Martínez Estrada 2005), Demonios del Mar: Corsarios y piratas en
Venezuela 1528-1727, ganadora del Premio Municipal mención Ensayo 1999. En
2002 recibe el Premio Nacional de Literatura, y en 2010 el Premio Alba Cultural
en la mención Letras.
Fuente
de datos biográficos y del texto:
No hay comentarios.:
Publicar un comentario