La importancia del periodismo alternativo es la de dar a conocer esas luchas sociales que son excluidas de los medios masivos de comunicación de las élites. (Foto: Luis Alfonso Mena S.). |
Qué
es periodismo alternativo
Ponencia
presentada en el Foro sobre Periodismo Alternativo y Defensa de lo Público
convocado por el espacio televisivo El Tester Mide lo Público, realizado en
Cali el jueves 6 de noviembre de 2014 en el Auditorio
Cree de la Universidad del Valle. El encuentro fue programado con ocasión de
los cuatro años al aire de este programa alternativo.
Por Luis Alfonso
Mena S. (*)
Ante
todo, planteo que el periodismo alternativo es confrontación con el poder, de
ahí que lo califiquemos de contrapoder. Confrontación que incluso, y hasta con
mayor razón, implica enfrenar el poder al que se pueda ser afín en determinado
momento por razones ideológicas, filosóficas o políticas. Lo cual podría
conducirnos a afirmar que el alternativo es el periodismo de verdad.
El
periodismo alternativo parte de la independencia y, consecuencialmente, es
crítico. Pero crítico no sólo con las clases o grupos de poder dominantes en
los ámbitos político, económico, social, sino también con quienes enfrentan
esos poderes en la medida en que sus prácticas no correspondan a los
comportamientos éticos, de transparencia que deben caracterizar la gestión
pública, sea ella estatal o privada, estos es, social, ciudadana.
Cuando
hablamos de alternativo hacemos referencia a una opción diferente, a la
contraparte, a la disyuntiva, a la alteridad, al otro. Por lo tanto, en la
sociedad escindida en clases como la nuestra el periodismo alternativo es
esencialmente anticapitalista, confronta el poder de los monopolios y las
corporaciones que detentan y ostentan el dominio y, consecuencialmente,
visibiliza las luchas que obreros, campesinos, comunidades urbanas y rurales,
capas poblacionales intermedias y profesionales desarrollan para contrarrestar
el mundo del capital.
El
periodismo alternativo procura visibilizar a los actores sociales que no
encuentran eco, ni de sus propuestas ni de sus ejecutoras, en los medios de las
élites. Pero, por sobre todo, procura difundir otra visión de la sociedad,
aquella que no se puede expresar en los medios masivos porque no representan
mercancía atractiva para el consumo de las audiencias o, lo más grave, porque
contradicen intereses particulares o corporativos de los grupos dominantes y,
como resultante, afectan su sosiego, valga decir, podrían originar algún leve
temblor en el statu quo.
Con
Pascual Serrano, Javier Parra[1]
y otros que han incursionado en una especie de tipología del periodismo
alternativo podríamos resumir las siguientes características:
1. Hacer
periodismo alternativo implica una decisión política, pues la información es
una confrontación de modelos sociales.
2. Se propone
difundir una visión diferente de la sociedad, otra óptica del mundo, que
cuestiona el imperio del mercado en las relaciones sociales y culturales.
3. Desarrolla un
modelo de periodismo humanista, decente, digno, partidario de un orden social
más justo.
4. Tiene un deber
moral y ético: informar sobre los sin voz, los humillados, los excluidos, los
desplazados por los poderes, los olvidados, los que sufren.
5. Toma partido
por los de abajo, por la gente del común, pero no es panfletario.
6. Pone en
cuestión los conceptos tradicionales de neutralidad, pluralidad, imparcialidad,
objetividad.
7. Lucha contra el
silencio mediático: hace visible la protesta social, los pronunciamientos y
movilizaciones populares.
8. Registra una
participación colectiva en el trabajo y la toma de decisiones periodísticas
fundamentales.
9. Su organización
interna tiende a ser horizontal, procura no desarrollar las estructuras verticales
de la empresa comunicacional tradicional. (“La solidaridad es horizontal e
implica respeto humano”, dice el escritor Eduardo Galeano).
10. Rechaza las
ataduras comerciales, las prebendas, los halagos y la lisonja típica del
periodismo tradicional.
11. Aunque tiene
una influencia directa escasa, si proyecta una influencia indirecta importante
en organizaciones sociales.
12. No sólo informa
sino que educa y organiza a las comunidades.
13. No se limita a
su papel político. Interactúa en las comunidades de donde procede.
14. En la práctica
ejerce la contra información frente a los grandes medios masivos, que son los
que moldean los estados de opinión.
15. Para ello
requiere no sólo claridad política sino solvencia y calidad profesional.
Sobre
el periodismo alternativo existen muchos mitos, a partir de los cuales
podríamos decir qué no es esta modalidad de periodismo. El siguiente decálogo
reúne lo que considero no es el periodismo alternativo.
1. Se cree que por
ser crítico y por cuestionar el poder y sus detentadores, el periodismo
alternativo no investiga sino que simplemente opina.
2. Se cree que
porque toma partido por los excluidos, las minorías y sus derechos es
eminentemente sesgado.
3. Se cree que no
contrasta fuentes, porque no puede reproducir las lógicas engañosas de los
medios masivos tradicionales, y que por lo tanto no está interesado en la
veracidad.
4. Se cree que es
una forma de periodismo suprapolitizada a la que no le interesan los asuntos
del ser individual, sus cuitas, sus vicisitudes.
5. Se cree que
está condenado a la marginalidad, que por su carácter heterodoxo, de nadar en
la mayoría de los casos contra la corriente, como el salmón, está condenado al
ostracismo.
6. Se cree que es
una forma de periodismo aburrida, solo para convencidos, intelectuales y gente
culta de izquierda.
7. Se cree que por
ser alternativo debe rechazar las otras formas de escribir, incluidas las
teorías de los géneros periodísticos clásicos.
8. Se cree que
para garantizar su independencia no puede publicar avisos, así sea con una
selección previa muy rigurosa.
9. Se cree que no
lo pueden hacer sino quienes tengan una opción política de izquierda
absolutamente definida.
10. Se cree, en
fin, que el periodismo alternativo es cuestión de unos pocos contestatarios que
todo lo rechazan y no ven nada bueno en ninguna parte.
Nada
más alejado de la realidad y de las necesidades de hoy. Aunque este decálogo,
al que se podrían agregar otras debilidades más, deriva de las críticas que se
le formulan al periodismo alternativo en diversos ámbitos de la sociedad, nada
de ello debe figurar en la ruta de una medio alternativo.
Por
el contrario, su gran reto es vencer todos estos mitos y encaminarse por la
senda de llegar a los más amplios conglomerados sociales, con sencillez,
sensibilidad, agilidad, flexibilidad, lo cual no significa despojarse de su
firmeza y rigurosidad, ni de sus opciones que son, precisamente, procurar la
verdad, descubrir las lacras que afectan a los más débiles y ayudarle a la
sociedad a avanzar de verdad, con la visibilización de todos aquellos que
buscan la transformación de las comunidades en particular, o de las sociedades
entendidas como aldeas globales.
Es
la tarea que nos hemos propuesto con nuestro periódico PARÉNTESIS, el ejercicio
de comunicación alternativa que desarrollamos durante años con un núcleo de
jóvenes, principalmente surgidos de nuestras las clase de periodismo en las
aulas universitarias y que hoy en día, al dar lo que hemos definido como un
salto cualitativo, proyectamos toda la
ciudad, con el propósito de ser un periódico para la población caleña, no solo
para los estamentos estudiantiles, universitarios de Cali.
PARÉNTESIS
ha sido una escuela de formación en periodismo: en el manejo competente de los
géneros, en la destreza de la investigación rigurosa, en la limpieza de la
escritura, en la solvencia de la opinión argumentada; pero, también, en la
capacidad de propuesta, en el interés por hacer buen periodismo; y, ante todo,
en el actuar por corresponder al compromiso con los que nos necesitan.
Nuestro
poder no es el político ni el económico. Nuestro poder es el más sencillo y
accesible, pero a la vez uno de los más escasos en la sociedad capitalista,
segregacionista y excluyente: el poder de la palabra. Y no de cualquier
palabra, sino el poder de la palabra independiente.
Somos
poder, sí, pero ético. Y ese poder nos hace libres. Porque al pensamiento jamás
lo pondrán poner preso ni lo podrán secuestrar.
Así,
PARÉNTESIS, con el poder de la palabra independiente, las manos libres y la
verdad de frente, es un medio para hacer periodismo de verdad, que es aquel que
solo se hace cuando nos sentimos libres. Porque el periodismo es liberación
también.
En
una hoja volante o en un gran rotativo. En cualquiera de esos escenarios el
norte debe ser la libertad. De lo contrario, no vale la pena. El periodismo se
ejerce con autonomía, con independencia o no se ejerce. El periodismo es una
forma de ser libre. Ahí radica su esencia.
Cuatro casos
Permítanme
mostrar ahora cuatro casos ilustrativos de hechos y temas en los cuales se
puede palpar el papel de los medios alternativos en la defensa del patrimonio
público y de las comunidades y las instituciones que juegan un papel público y
social.
1. Lo
ocurrido en la Universidad Santiago de Cali: el asalto a la sede del Sindicato
de Profesores por la dictadura instaurada allí y el abuso autoritario en las
elecciones de “cogobierno”.
2.
La serie sobre el cartel de los remates:
el circuito de entidades financieras–jueces– casatenientes compradores de casas
rematadas–abogados–algunos comisarios de Policía–Esmad de la Policía. Todos
contra hogares humildes para robarles el sueño de un techo propio.
3.
La defensa de los institutos
descentralizados del orden cultural del Valle del Cauca: la contribución de los
medios alternativos fue importante en la denuncia de todas las irregularidades
escondidas en la falta de presupuesto.
4.
La obra de la hermana Alba Stella
Barreto en Potrero Grande, uno de los barrios del nefasto modelo de vivienda
para los desplazados y los más pobres creado por las élites insensibles de la
región, en el que ella construye conciencia social y política con colectivos de
paz en medio de la estigmatización, la violencia y la falta de oportunidades
para sus gentes
Y un caso más
Apreciados
amigos: deseo concluir con una anécdota que tal vez resuma todo, o gran parte,
de lo que he dicho, una circunstancia que puede sonar a casualidad, pero que
constituye una de esas casualidades que suelen representar la causalidad de lo
que hacemos.
Hace
algún tiempo asistí a una tertulia literaria organizada por una pareja de
esposos en el barrio Terranova, situado a las afueras del municipio de Jamundí,
cerca de Cali, en el Valle del Cauca. La idea era no sólo participar de sus
inquietudes artísticas sino cubrir para PARÉNTESIS, nuestro periódico, ese
ejercicio comunitario.
Cuando
llegamos a la casa de la reunión, los asistentes no cabían. Mayores, jóvenes y
niños se apeñuscaban en la pequeña residencia de este barrio popular
expectantes ante la oferta cultural que los convocantes anunciaban. Y a medida
que avanzaba la velada, llegaban más y más personas: parejas jóvenes, madres
solitarias, abuelas, niños…
El
primer punto, atérrense ustedes, era la entrevista colectiva al autor de un
libro. Sí, de un libro, en esta época en la que dicen que los libros están en
desuso, a punto de desaparecer. El autor del mismo se hallaba en el sitio. Se
supone que los concurrentes habían leído un capítulo de la obra, escrita sobre
Caicedonia, un pueblo del norte del Valle. Nadie se escondía, por el contrario,
todos aguardaban el turno para hacer sus preguntas. Y como el capítulo leído
hablaba de un culebrero, pues todo giro en torno de esa figura de la picaresca
criolla.
Poesías,
una interpretación en flauta, una historia gráfica, una dramatización sobre un
culebrero, una abuela que no paraba de pedir la palabra para que la dejaran
leer sus poemas garrapateados en el cuaderno grande de uno de sus nietos…
Era,
ni más ni menos, la iniciativa de la comunidad, el ejercicio de la palabra, del
poder de la palabra que no pedía permiso para expresarse y para ser ejercido.
Allí, en esa casa sencilla demarcada con el número 20-17 de la Calle 48 B Sur,
del barrio Terranova de Jamundí, sin proponérnoslo, habíamos encontrado dos de
las más importantes formas del periodismo alternativo
Una:
la comunidad asumiendo el poder de la palabra. Esto es, empoderándose. Dos: la
comunidad necesitada, tal vez sin reclamarlo, de un medio que dé a conocer lo
que ella hace, que visibilice esa bella velada, que saque a la luz el actuar
vivificante de la palabra. Allí estaba la razón de ser del periodismo
alternativo, en medio de 40 personas que inundaban aquella casa, a la que para
ingresar varios de los que estaban dentro se tenían que salir.
Ningún
medio de la élite cubriría ese encuentro. Para ninguno de ellos esa realización
comunitaria sería importante. No vendería. Allí no había famosos ni poderosos.
Para
el periodismo alternativo ese mundo comunitario sí es vital. Para hacer valer
su poder es el periodismo alternativo. Esa es su misión. Para eso está. En esa
pequeña casa repleta de gente sencilla estaba la razón de ser del periodismo de
verdad,
(*) Periodista y
abogado, director de PARÉNTESIS.
[1] Ver los artículos “Otro
periodismo también es posible”, de Pascual Serrano, en: www.pascualserrano.net, y “Los medios alternativos y su influencia social y política”,
ponencia presentada en la fiesta del Partido Comunista de Aragón Zaragoza, el 5
de mayo de 2007.
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