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domingo, 9 de noviembre de 2014

Análisis. Una reflexión para el foro convocado por El Tester

La importancia del periodismo alternativo es la de dar a conocer esas luchas sociales que son excluidas de los medios masivos de comunicación de las élites. (Foto: Luis Alfonso Mena S.).



Qué es periodismo alternativo

Ponencia presentada en el Foro sobre Periodismo Alternativo y Defensa de lo Público convocado por el espacio televisivo El Tester Mide lo Público, realizado en Cali el jueves 6 de noviembre de 2014 en el Auditorio Cree de la Universidad del Valle. El encuentro fue programado con ocasión de los cuatro años al aire de este programa alternativo.

Por Luis Alfonso Mena S. (*)
Ante todo, planteo que el periodismo alternativo es confrontación con el poder, de ahí que lo califiquemos de contrapoder. Confrontación que incluso, y hasta con mayor razón, implica enfrenar el poder al que se pueda ser afín en determinado momento por razones ideológicas, filosóficas o políticas. Lo cual podría conducirnos a afirmar que el alternativo es el periodismo de verdad.

El periodismo alternativo parte de la independencia y, consecuencialmente, es crítico. Pero crítico no sólo con las clases o grupos de poder dominantes en los ámbitos político, económico, social, sino también con quienes enfrentan esos poderes en la medida en que sus prácticas no correspondan a los comportamientos éticos, de transparencia que deben caracterizar la gestión pública, sea ella estatal o privada, estos es, social, ciudadana.

Cuando hablamos de alternativo hacemos referencia a una opción diferente, a la contraparte, a la disyuntiva, a la alteridad, al otro. Por lo tanto, en la sociedad escindida en clases como la nuestra el periodismo alternativo es esencialmente anticapitalista, confronta el poder de los monopolios y las corporaciones que detentan y ostentan el dominio y, consecuencialmente, visibiliza las luchas que obreros, campesinos, comunidades urbanas y rurales, capas poblacionales intermedias y profesionales desarrollan para contrarrestar el mundo del capital.


El periodismo alternativo procura visibilizar a los actores sociales que no encuentran eco, ni de sus propuestas ni de sus ejecutoras, en los medios de las élites. Pero, por sobre todo, procura difundir otra visión de la sociedad, aquella que no se puede expresar en los medios masivos porque no representan mercancía atractiva para el consumo de las audiencias o, lo más grave, porque contradicen intereses particulares o corporativos de los grupos dominantes y, como resultante, afectan su sosiego, valga decir, podrían originar algún leve temblor en el statu quo.

Con Pascual Serrano, Javier Parra[1] y otros que han incursionado en una especie de tipología del periodismo alternativo podríamos resumir las siguientes características:

1. Hacer periodismo alternativo implica una decisión política, pues la información es una confrontación de modelos sociales.
2. Se propone difundir una visión diferente de la sociedad, otra óptica del mundo, que cuestiona el imperio del mercado en las relaciones sociales y culturales.
3. Desarrolla un modelo de periodismo humanista, decente, digno, partidario de un orden social más justo.
4. Tiene un deber moral y ético: informar sobre los sin voz, los humillados, los excluidos, los desplazados por los poderes, los olvidados, los que sufren.
5. Toma partido por los de abajo, por la gente del común, pero no es panfletario.
6. Pone en cuestión los conceptos tradicionales de neutralidad, pluralidad, imparcialidad, objetividad.
7. Lucha contra el silencio mediático: hace visible la protesta social, los pronunciamientos y movilizaciones populares.
8. Registra una participación colectiva en el trabajo y la toma de decisiones periodísticas fundamentales.
9. Su organización interna tiende a ser horizontal, procura no desarrollar las estructuras verticales de la empresa comunicacional tradicional. (“La solidaridad es horizontal e implica respeto humano”, dice el escritor Eduardo Galeano).
10. Rechaza las ataduras comerciales, las prebendas, los halagos y la lisonja típica del periodismo tradicional.
11. Aunque tiene una influencia directa escasa, si proyecta una influencia indirecta importante en organizaciones sociales.
12. No sólo informa sino que educa y organiza a las comunidades.
13. No se limita a su papel político. Interactúa en las comunidades de donde procede.
14. En la práctica ejerce la contra información frente a los grandes medios masivos, que son los que moldean los estados de opinión.
15. Para ello requiere no sólo claridad política sino solvencia y calidad profesional.

Sobre el periodismo alternativo existen muchos mitos, a partir de los cuales podríamos decir qué no es esta modalidad de periodismo. El siguiente decálogo reúne lo que considero no es el periodismo alternativo.

1. Se cree que por ser crítico y por cuestionar el poder y sus detentadores, el periodismo alternativo no investiga sino que simplemente opina.
2. Se cree que porque toma partido por los excluidos, las minorías y sus derechos es eminentemente sesgado.
3. Se cree que no contrasta fuentes, porque no puede reproducir las lógicas engañosas de los medios masivos tradicionales, y que por lo tanto no está interesado en la veracidad.
4. Se cree que es una forma de periodismo suprapolitizada a la que no le interesan los asuntos del ser individual, sus cuitas, sus vicisitudes.
5. Se cree que está condenado a la marginalidad, que por su carácter heterodoxo, de nadar en la mayoría de los casos contra la corriente, como el salmón, está condenado al ostracismo.
6. Se cree que es una forma de periodismo aburrida, solo para convencidos, intelectuales y gente culta de izquierda.
7. Se cree que por ser alternativo debe rechazar las otras formas de escribir, incluidas las teorías de los géneros periodísticos clásicos.
8. Se cree que para garantizar su independencia no puede publicar avisos, así sea con una selección previa muy rigurosa.
9. Se cree que no lo pueden hacer sino quienes tengan una opción política de izquierda absolutamente definida.
10. Se cree, en fin, que el periodismo alternativo es cuestión de unos pocos contestatarios que todo lo rechazan y no ven nada bueno en ninguna parte.

Nada más alejado de la realidad y de las necesidades de hoy. Aunque este decálogo, al que se podrían agregar otras debilidades más, deriva de las críticas que se le formulan al periodismo alternativo en diversos ámbitos de la sociedad, nada de ello debe figurar en la ruta de una medio alternativo.

Por el contrario, su gran reto es vencer todos estos mitos y encaminarse por la senda de llegar a los más amplios conglomerados sociales, con sencillez, sensibilidad, agilidad, flexibilidad, lo cual no significa despojarse de su firmeza y rigurosidad, ni de sus opciones que son, precisamente, procurar la verdad, descubrir las lacras que afectan a los más débiles y ayudarle a la sociedad a avanzar de verdad, con la visibilización de todos aquellos que buscan la transformación de las comunidades en particular, o de las sociedades entendidas como aldeas globales.

Es la tarea que nos hemos propuesto con nuestro periódico PARÉNTESIS, el ejercicio de comunicación alternativa que desarrollamos durante años con un núcleo de jóvenes, principalmente surgidos de nuestras las clase de periodismo en las aulas universitarias y que hoy en día, al dar lo que hemos definido como un salto cualitativo, proyectamos  toda la ciudad, con el propósito de ser un periódico para la población caleña, no solo para los estamentos estudiantiles, universitarios de Cali.

PARÉNTESIS ha sido una escuela de formación en periodismo: en el manejo competente de los géneros, en la destreza de la investigación rigurosa, en la limpieza de la escritura, en la solvencia de la opinión argumentada; pero, también, en la capacidad de propuesta, en el interés por hacer buen periodismo; y, ante todo, en el actuar por corresponder al compromiso con los que nos necesitan.

Nuestro poder no es el político ni el económico. Nuestro poder es el más sencillo y accesible, pero a la vez uno de los más escasos en la sociedad capitalista, segregacionista y excluyente: el poder de la palabra. Y no de cualquier palabra, sino el poder de la palabra independiente.

Somos poder, sí, pero ético. Y ese poder nos hace libres. Porque al pensamiento jamás lo pondrán poner preso ni lo podrán secuestrar.

Así, PARÉNTESIS, con el poder de la palabra independiente, las manos libres y la verdad de frente, es un medio para hacer periodismo de verdad, que es aquel que solo se hace cuando nos sentimos libres. Porque el periodismo es liberación también.

En una hoja volante o en un gran rotativo. En cualquiera de esos escenarios el norte debe ser la libertad. De lo contrario, no vale la pena. El periodismo se ejerce con autonomía, con independencia o no se ejerce. El periodismo es una forma de ser libre. Ahí radica su esencia.

Cuatro casos
Permítanme mostrar ahora cuatro casos ilustrativos de hechos y temas en los cuales se puede palpar el papel de los medios alternativos en la defensa del patrimonio público y de las comunidades y las instituciones que juegan un papel público y social.
1.      Lo ocurrido en la Universidad Santiago de Cali: el asalto a la sede del Sindicato de Profesores por la dictadura instaurada allí y el abuso autoritario en las elecciones de “cogobierno”.

2.      La serie sobre el cartel de los remates: el circuito de entidades financieras–jueces– casatenientes compradores de casas rematadas–abogados–algunos comisarios de Policía–Esmad de la Policía. Todos contra hogares humildes para robarles el sueño de un techo propio.

3.      La defensa de los institutos descentralizados del orden cultural del Valle del Cauca: la contribución de los medios alternativos fue importante en la denuncia de todas las irregularidades escondidas en la falta de presupuesto.

4.      La obra de la hermana Alba Stella Barreto en Potrero Grande, uno de los barrios del nefasto modelo de vivienda para los desplazados y los más pobres creado por las élites insensibles de la región, en el que ella construye conciencia social y política con colectivos de paz en medio de la estigmatización, la violencia y la falta de oportunidades para sus gentes 

Y un caso más
Apreciados amigos: deseo concluir con una anécdota que tal vez resuma todo, o gran parte, de lo que he dicho, una circunstancia que puede sonar a casualidad, pero que constituye una de esas casualidades que suelen representar la causalidad de lo que hacemos.

Hace algún tiempo asistí a una tertulia literaria organizada por una pareja de esposos en el barrio Terranova, situado a las afueras del municipio de Jamundí, cerca de Cali, en el Valle del Cauca. La idea era no sólo participar de sus inquietudes artísticas sino cubrir para PARÉNTESIS, nuestro periódico, ese ejercicio comunitario.

Cuando llegamos a la casa de la reunión, los asistentes no cabían. Mayores, jóvenes y niños se apeñuscaban en la pequeña residencia de este barrio popular expectantes ante la oferta cultural que los convocantes anunciaban. Y a medida que avanzaba la velada, llegaban más y más personas: parejas jóvenes, madres solitarias, abuelas, niños…

El primer punto, atérrense ustedes, era la entrevista colectiva al autor de un libro. Sí, de un libro, en esta época en la que dicen que los libros están en desuso, a punto de desaparecer. El autor del mismo se hallaba en el sitio. Se supone que los concurrentes habían leído un capítulo de la obra, escrita sobre Caicedonia, un pueblo del norte del Valle. Nadie se escondía, por el contrario, todos aguardaban el turno para hacer sus preguntas. Y como el capítulo leído hablaba de un culebrero, pues todo giro en torno de esa figura de la picaresca criolla.

Poesías, una interpretación en flauta, una historia gráfica, una dramatización sobre un culebrero, una abuela que no paraba de pedir la palabra para que la dejaran leer sus poemas garrapateados en el cuaderno grande de uno de sus nietos…

Era, ni más ni menos, la iniciativa de la comunidad, el ejercicio de la palabra, del poder de la palabra que no pedía permiso para expresarse y para ser ejercido. Allí, en esa casa sencilla demarcada con el número 20-17 de la Calle 48 B Sur, del barrio Terranova de Jamundí, sin proponérnoslo, habíamos encontrado dos de las más importantes formas del periodismo alternativo

Una: la comunidad asumiendo el poder de la palabra. Esto es, empoderándose. Dos: la comunidad necesitada, tal vez sin reclamarlo, de un medio que dé a conocer lo que ella hace, que visibilice esa bella velada, que saque a la luz el actuar vivificante de la palabra. Allí estaba la razón de ser del periodismo alternativo, en medio de 40 personas que inundaban aquella casa, a la que para ingresar varios de los que estaban dentro se tenían que salir.

Ningún medio de la élite cubriría ese encuentro. Para ninguno de ellos esa realización comunitaria sería importante. No vendería. Allí no había famosos ni poderosos.

Para el periodismo alternativo ese mundo comunitario sí es vital. Para hacer valer su poder es el periodismo alternativo. Esa es su misión. Para eso está. En esa pequeña casa repleta de gente sencilla estaba la razón de ser del periodismo de verdad,

(*) Periodista y abogado, director de PARÉNTESIS.


[1] Ver los artículos “Otro periodismo también es posible”, de Pascual Serrano, en: www.pascualserrano.net, y “Los medios alternativos y su influencia social y política”, ponencia presentada en la fiesta del Partido Comunista de Aragón Zaragoza, el 5 de mayo de 2007.

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