Páginas

lunes, 30 de junio de 2014

Análisis. El ineludible camino de la paz

Fotografía captada el 9 de abril de 2013 durante la Marcha por la Paz en la capital de la República. (Foto: Luis Alfonso Mena S.).



Humanismo y  conflicto armado colombiano

Por Harold Ortiz (*)
En la reflexión sobre la guerra y la paz retomo el sistema eticopolitico de Immanuel Kant (filósofo  alemán 1724-1807), por ser el filósofo  que pensó con mayor seriedad el camino de la paz, por eso  su proyecto de paz perpetua, después de dos siglos sigue cobrando vigencia y actualidad. Es posible adaptar la matriz pacifista kantiana  a la situación colombiana? Si,  Veamos porque.

La primera, la matriz pacifista kantiana nos señala que la misma situación de guerra, va  creando las condiciones para la instauración de una paz definitiva. Los efectos negativos de la guerra crean relaciones jurídicas  para detener la guerra y entrar en relaciones jurídicas, que poco a poco detendrán las guerras y crearan las bases para una autentica paz en Colombia.  


Por eso con el proyecto de solucionar el conflicto armado entre el estado colombiano y los grupos alzados en armas, evitando subsiguientemente la continuidad de desplazamiento forzoso, crímenes selectivos y expropiación de tierras, los diferentes gobiernos han planteado procedimientos pacíficos desde el presidente Gustavo Rojas Pinilla hasta el actual presidente Juan Manuel Santos, se ha implementado la ley de Justicia y Paz ( Ley 975 de 2005) de la “consecución de la paz nacional”, con la cual se busca la reincorporación de los grupos al margen de la ley concomitante con el carácter garante de los derechos de verdad, justicia y reparación de las victimas; la Ley de Victimas y Restitución de Tierras ( Ley 1448 de 2011);  la Justicia Transicional, etc. .Las anteriores normatividades se soportan en el marco 22 de la Constitución Política colombiana de 1991. A lo anterior se  agregaría la exigencia del respeto y aplicación del Derecho Internacional Humanitario-DIH-. Con estas normatividades   se reglamentaria un posible escenario de paz  en Colombia.

La segunda,  la adaptabilidad del presupuesto de la paz perpetua se soporta sobre la base de que la propuesta kantiana asume que la paz es preferible a la guerra. Extrapolando,  la propuesta de Kant, ayuda a cuestionar la posibilidad de que hubiera quienes encontraran más sentido político a vivir bajo las condiciones de la guerra. No sólo este estado garantiza la libertad de comercio y la hegemonía del dinero de la que hacía mención el filósofo de Königsberg, sino que, además, potencia los impulsos de dominación y poder  y que, bajo la imposición de posturas guerreristas y autoritarias como las asumidas por Centro Democrático e Iván Zuluaga, se pueden exacerbar, tal como ha demostrado la espiral de violencia de las ideologías totalitarias del siglo XX. En este sentido, que existieran individuos que en pleno uso de su razón optaran por vivir en y para la guerra es un presupuesto inconcebible dentro del sistema filosófico kantiano pero absolutamente real en  la actual situación histórica colombiana.

Tercera, la concepción kantiana exige que los actores del conflicto renuncien a la vía armada  y al  trasladar la matriz kantiana al escenario nacional  evidencia que los actores del conflicto consideran la guerra costosa, indeseable, e inviable. Razones  como  llegada al poder político de ex guerrilleros o militantes de la izquierda revolucionaria en Centro y Suramérica por la vía democrática, el apoyo  internacional a los diálogos en la Habana,  una sociedad civil   apoyando las negociaciones  y un presidente Santos elegido recientemente  para darle continuidad a las negociaciones de la Habana. Por lo anterior, los actores del conflicto estarían acercándose a la exigencia  pacifista kantiana.

Cuarta, Kant nos recomienda que los ejércitos permanentes deben desaparecer por completo en el tiempo. Así se acabaría con el fenómeno de la guerra, ya que los ejércitos permanentes representan una constante amenaza de agresión. Ya Se escuchan voces a favor y en contra tales como: académicos, Farc, analistas, organizaciones de derechos humanos, columnas de opinión,  fuerzas armadas, gobierno, sectores de derecha, etc. Considero, que en la  etapa del  posconflicto  colombiano se debe hacer realidad el cambio de la actual doctrina militar para la guerra hacia una doctrina militar para la paz.

Quinta, el derecho de gentes según Kant, consistente en la organización de una institución mundial para que detenga las guerras e instaure la paz. Es una federación de Estados libres y autónomos, fundados sobre los derechos puros del derecho. En el interior de esta federación deben quedar garantizadas la seguridad, autonomía y libertad de todos los estados confederados. Kant,  estaría invocando  la ONU. Por eso es valida la recomendación kantiana,  en la cual éste   organismo continúe prestando sus buenos oficios  en el cese del conflicto armado colombiano.

Finalmente, Kant  no valora cualquier tipo de paz, sino una paz con justicia social y con libertad. La  ciudadana colombiana piensa que la paz se logra con derechos sociales  es decir,  una paz incluyente en lo social y plenas garantías  en la igualdad,  la libertad y el respeto por los derechos humanos.

Concluyendo, es importante apropiarse de  las preocupaciones de pensadores y filósofos para enfrentar con nuevos esquemas teóricos el problema de la guerra y sobre todo, para encontrar el difícil pero ineludible camino a la paz de los colombianos.

(*) Profesor de ciencia política, Universidad Libre Cali
Miembro del grupo interdisciplinario Agenda por la Paz y Posconflicto.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario