Fotografía captada el 9 de abril de 2013 durante la Marcha por la Paz en la capital de la República. (Foto: Luis Alfonso Mena S.). |
Humanismo y conflicto armado colombiano
Por
Harold Ortiz (*)
En la reflexión sobre la guerra y
la paz retomo el sistema eticopolitico de Immanuel Kant (filósofo alemán 1724-1807), por ser el filósofo que pensó con mayor seriedad el camino de la
paz, por eso su proyecto de paz
perpetua, después de dos siglos sigue cobrando vigencia y actualidad. Es
posible adaptar la matriz pacifista kantiana
a la situación colombiana? Si,
Veamos porque.
La primera, la matriz pacifista
kantiana nos señala que la misma situación de guerra, va creando las condiciones para la instauración
de una paz definitiva. Los efectos negativos de la guerra crean relaciones
jurídicas para detener la guerra y
entrar en relaciones jurídicas, que poco a poco detendrán las guerras y crearan
las bases para una autentica paz en Colombia.
Por eso con el proyecto de solucionar el conflicto armado entre el
estado colombiano y los grupos alzados en armas, evitando subsiguientemente la
continuidad de desplazamiento forzoso, crímenes selectivos y expropiación de
tierras, los diferentes gobiernos han planteado procedimientos pacíficos desde
el presidente Gustavo Rojas Pinilla hasta el actual presidente Juan Manuel
Santos, se ha implementado la ley de Justicia y Paz ( Ley 975 de 2005) de la
“consecución de la paz nacional”, con la cual se busca la reincorporación de
los grupos al margen de la ley concomitante con el carácter garante de los
derechos de verdad, justicia y reparación de las victimas; la Ley de Victimas y
Restitución de Tierras ( Ley 1448 de 2011);
la Justicia Transicional, etc. .Las anteriores normatividades se
soportan en el marco 22 de la Constitución Política colombiana de 1991. A lo
anterior se agregaría la exigencia del
respeto y aplicación del Derecho Internacional Humanitario-DIH-. Con estas
normatividades se reglamentaria un posible
escenario de paz en Colombia.
La segunda, la adaptabilidad del presupuesto de la paz
perpetua se soporta sobre la base de que la propuesta kantiana asume que la paz
es preferible a la guerra. Extrapolando,
la propuesta de Kant, ayuda a cuestionar la posibilidad de que hubiera
quienes encontraran más sentido político a vivir bajo las condiciones de la
guerra. No sólo este estado garantiza la libertad de comercio y la hegemonía
del dinero de la que hacía mención el filósofo de Königsberg, sino que, además,
potencia los impulsos de dominación y poder
y que, bajo la imposición de posturas guerreristas y autoritarias como
las asumidas por Centro Democrático e Iván Zuluaga, se pueden exacerbar, tal
como ha demostrado la espiral de violencia de las ideologías totalitarias del
siglo XX. En este sentido, que existieran individuos que en pleno uso de su
razón optaran por vivir en y para la guerra es un
presupuesto inconcebible dentro del sistema filosófico kantiano pero
absolutamente real en la actual
situación histórica colombiana.
Tercera, la concepción kantiana
exige que los actores del conflicto renuncien a la vía armada y al
trasladar la matriz kantiana al escenario nacional evidencia que los actores del conflicto
consideran la guerra costosa, indeseable, e inviable. Razones como
llegada al poder político de ex guerrilleros o militantes de la
izquierda revolucionaria en Centro y Suramérica por la vía democrática, el
apoyo internacional a los diálogos en la
Habana, una sociedad civil apoyando las negociaciones y un presidente Santos elegido
recientemente para darle continuidad a
las negociaciones de la Habana. Por lo anterior, los actores del conflicto
estarían acercándose a la exigencia
pacifista kantiana.
Cuarta, Kant nos recomienda que
los ejércitos permanentes deben desaparecer por completo en el tiempo. Así se
acabaría con el fenómeno de la guerra, ya que los ejércitos permanentes
representan una constante amenaza de agresión. Ya Se escuchan voces a favor y
en contra tales como: académicos, Farc, analistas, organizaciones de derechos
humanos, columnas de opinión, fuerzas
armadas, gobierno, sectores de derecha, etc. Considero, que en la etapa del
posconflicto colombiano se debe
hacer realidad el cambio de la actual doctrina militar para la guerra hacia una
doctrina militar para la paz.
Quinta, el derecho de gentes
según Kant, consistente en la organización de una institución mundial para que
detenga las guerras e instaure la paz. Es una federación de Estados libres y
autónomos, fundados sobre los derechos puros del derecho. En el interior de
esta federación deben quedar garantizadas la seguridad, autonomía y libertad de
todos los estados confederados. Kant,
estaría invocando la ONU. Por eso
es valida la recomendación kantiana, en
la cual éste organismo continúe
prestando sus buenos oficios en el cese
del conflicto armado colombiano.
Finalmente, Kant no valora cualquier tipo de paz, sino una paz
con justicia social y con libertad. La
ciudadana colombiana piensa que la paz se logra con derechos sociales es decir,
una paz incluyente en lo social y plenas garantías en la igualdad, la libertad y el respeto por los derechos
humanos.
Concluyendo, es importante
apropiarse de las preocupaciones de
pensadores y filósofos para enfrentar con nuevos esquemas teóricos el problema
de la guerra y sobre todo, para encontrar el difícil pero ineludible camino a
la paz de los colombianos.
(*)
Profesor de ciencia política, Universidad Libre Cali
Miembro
del grupo interdisciplinario Agenda por la Paz y Posconflicto.
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