Eurocéntricos
hasta en el fútbol
Por
Luis Alfonso Mena S. (*)
A propósito de la final de la Copa Europea este sábado 24 de
mayo, llama la atención la enorme cantidad de
hinchas que tienen los equipos del Viejo Continente entre los colombianos.
Ello deriva no
solo de la globalización propiciada por el internet y la televisión, sino de un
comportamiento histórico de extraña y automática admiración por todo lo
europeo.
La mayoría de
los políticos colombianos, por ejemplo, han sido tradicionalmente
eurocéntricos.
La
interpretación de la historia universal en América se ha hecho casi siempre
desde una visión y clasificación eurocéntrica (Europa y su historia como origen
y centro del mundo).
Y ahora,
eurocéntricos hasta en el fútbol, sin considerar que éste deporte constituye
hoy, en el ámbito mundial, una gran y espantable mafia en manos de
multimillonarios negociantes.
Por eso, no se
entiende la algarabía por el triunfo del Real Madrid, equipo de fútbol cuyo
nombre nada más remite a la parasitaria “realeza” española y hace parte de un
emporio que mueve miles de millones de euros y se puede dar el lujo de hacer
prolongar un partido de fútbol cinco minutos, como ocurrió hoy, y todo para que
su cofradía multimillonaria no pierda la hegemonía y termine ganando lo ya que
tenía perdido…
Igual ocurrió el
miércoles en la criolla Liga Postobón (Ardila Lulle y sus muchachos) en
Colombia, con el triunfo a toda costa del Atlético Nacional, el equipo de los
dueños del negocio (la Liga).
¿Cuánta sangre
le ha costado el fanatismo a las hinchadas arropadas por banderías ajenas,
compuestas por miles de jóvenes excluidos dentro de sociedades
segregacionistas, quienes solo se sienten importantes cuando actúan en masa,
muchas veces en actos sin razón?
Mientras
nuestros hinchas se matan por trapos y colores de otros, los reyes del negocio
se llenan los bolsillos moviendo los hilos de Cristiano Rolando y compañías.
Hoy Brasil, país
futbolero por naturaleza y portador del balompié mejor jugado del planeta, da
ejemplo con un pueblo que no come cuento y explota contra la mafia de la Fifa,
imperio convertido en una gran transnacional del deporte que se comporta como
un supraestado, impone normas y viola las constituciones de las naciones donde
celebra sus mundiales.
El pueblo
brasileño, que sabe tanto de fútbol, nos da ejemplo.
Cali, sábado 24 de mayo de 2014.
(*) Director del medio alternativo PARÉNTESIS.
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