La
flor de la revolución
Por El Confidencial
- ¿Tiene un cigarrillo?
- Lo siento no tengo. No fumo,
nunca fumé.
La conversación entre un militar
portugués y una camarera terminó con un pequeño gesto que se convertiría en un
gran símbolo: a falta de tabaco,
Celeste Martins Caseiro entregó al soldado un clavel. La flor que terminó dando nombre a la
Revolución de los Claveles, la flor que puso fin a más de 40 años de dictadura.
La mañana del 25 de abril de 1974 Portugal despertaba
al ritmo que marcaban los tambores de Revolución. El pueblo y gran parte de los
militares se alzaban contra los residuos del Estado
Novo (1933-1974), el régimen que bajo la autoridad
de António de Oliveira Salazar se convirtió en una de las dictaduras
más longevas de Europa. Por las calles de Lisboa caminaba Celeste, de 41 años,
con varios ramos de claveles en sus brazos.
“Trabajaba en un restaurante que
fue inaugurado el 25 de abril del 73. El 25 de abril del 74 cumplía un año y
los dueños quisieron celebrar el aniversario y nos pidieron que compráramos
flores para la fiesta. Pero al día siguiente decidieron que el negocio no iba a
abrir porque había empezado la revolución”, recuerda Celeste, en una entrevista
en el Jornal de Notícias.
En su camino a casa, uno de los
militares sublevados le pidió un cigarrillo. “No tenía. Miré a mí alrededor y
no había ninguna tienda, así que le ofrecí un clavel. Él lo cogió y lo puso en la
escopeta, de manera que le ofrecí otro y lo aceptaron, y luego otro y luego
otro. Fue una alegría muy grande. Estaba muy contenta cuando les vi cruzar la plaza con los
claveles. Fue una sensación que no se puede explicar”.
El gesto pasó a la historia como
una de las razones por las que la revolución fuese tan pacífica: sólo murieron
cuatro personas.
Además de la historia de esta
portuguesa de 80 años hay otras dos teorías que explicarían el nombre de la
revolución lusa. Cuentan que a causa de la revuelta las iglesias cerraron, lo
que obligó a una pareja de novios a posponer su boda quedando todos los claveles que tenían
preparados listos para cargar los fusiles de los soldados. Otros defienden que las flores pertenecían a una
empresa de exportación que no
pudo enviar a destino el cargamento al estar el aeropuerto clausurado.
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