La demostración de la democracia se vio reflejada en el 79,78% de participación que hubo el pasado 14 de abril en Venezuela. (Foto tomada de laiguana.tv). |
¿Qué pasó en las elecciones venezolanas?
Por Luis Britto García
1 Hace años denuncio que la Comisión y la Corte
Interamericana de la OEA quieren desconocer nuestros
tribunales, para decidir en lugar de ellos cuestiones
relativas a la soberanía de Venezuela, como la legitimidad de las elecciones.
Así, el primero en cuestionar los comicios del 14 de abril es Insulza,
presidente de la OEA, quien exige “realizar una auditoría y un
recuento completo de la votación" y pone “a disposición de Venezuela
el equipo de expertos electorales de la OEA". Vale decir,
expertos extranjeros, y no el Consejo Nacional Electoral, deben declarar quién
ganó nuestras elecciones.
2 Para escoger al Presidente de
Venezuela también se ofrecen voluntarios el gobierno de Estados Unidos y el
canciller de España, García Maspero, ambos demandando recuento de votos al
sistema electoral que Carter calificó como el “más perfecto del mundo”.
Por no contradecirlos, el candidato perdedor reclama asimismo recuento
manual de votos y en lugar de exigirlo por vías de derecho,
convoca motines que en dos días incendian o destruyen doce Centros
de Diagnóstico Integral, arrasan cuatro casas del PSUV y varios mercados
solidarios y radios comunitarias, acosan medios de comunicación de servicio
público y residencias de miembros del Poder Electoral, asesinan a 8
compatriotas –uno de ellos quemado vivo- y dejan 124 heridos. Es una pequeña
muestra de lo que harían si llegaran a tomar al poder. Desaparecerían los
derechos a la atención médica gratuita, a alimentos subsidiados, a la
información alternativa, a la militancia progresista, al sufragio y a la
vida.
3 La Historia se repite, los
guiones se remedan. Las elecciones que dieron el triunfo a Ajmadineyah
fueron desconocidas por una oposición que intentó algaradas y motines para
legitimar una intervención imperialista. Durante las elecciones una agresión
informática seguramente imperial hackea las cuentas de Twitter de Nicolás
Maduro, del presidente de la Asamblea Nacional Diosdado Cabello
y de Teresa Maniglia, jefa de Prensa de Miraflores, inhabilita la página web
del Consejo Nacional Electoral y fuerza a interrumpir Internet durante
minutos para impedir la expansión del virus. No son tecnologías al alcance de
un candidato cuyo promedio académico apenas remonta el diez.
4 ¿Tiene la más mínima sostenibilidad
la hipótesis de fraude? La lógica indica que cualquiera dispuesto a perpetrar
una superchería simularía millones de sufragios de ventaja, y no una modesta
mayoría de262.473 votos. Por otra parte, el Consejo Nacional Electoral por
su propia cuenta ha recontado 54% de los sufragios sin encontrar
irregularidades, proporción más que suficiente para descartar cualquier
infracción. Y si la oposición de todos modos desconoce al árbitro electoral,
también está desconociendo el incremento de los sufragios del cual se ufana, y
los votos que llevaron a sus diputados a la Asamblea, y cerrándose el
camino para la participación en todas las elecciones venideras y para convocar
referendos revocatorios, pues sería contradictorio que se sometiera a una
institución a la cual deslegitima.
5 ¿Cómo en sólo seis meses pudo el
bolivarianismo perder 685.794 votos y la oposición neoliberal ganar 679.099?
¿En verdad esos electores detestan que uno de cada tres venezolanos esté
estudiando, y en forma gratuita? ¿Aborrecen el servicio médico sin costo
de Barrio Adentro? ¿Les amarga que los patronos deban pagarles prestaciones
sociales? ¿Les subleva que seamos el país más feliz y con menor desigualdad
social en América Latina? ¿Odian tener pensión para su vejez? ¿Les repugna
que la Misión Milagro devuelva la vista? ¿Les duele que el gobierno
construya para los sin techo quinientas viviendas por día? Si tantas ventajas
los molestan, nada les impide rechazarlas ¿Pero tienen que votar para que
sus compatriotas también las pierdan? ¿Y cuánto tiempo conservará la oposición
estos votos volubles?
6 Más no son estos logros del
bolivarianismo los culpables de la declinación de sufragios. Por todo
programa, el candidato opositor se limitó a prometer obsesivamente que
mantendría las misiones sociales del gobierno, las mismas que sus partidarios
incendiaron o demolieron al conocer los resultados. También copió
meticulosamente los colores, los emblemas, las consignas, las gorras, las
chaquetas, los gallardetes del chavismo. Algo bueno deben de tener para que los
adversarios se disfracen con ellos.
7 ¿Qué ha cambiado en esos seis meses?
Examinemos la coyuntura. Perdimos un dirigente incomparable, pero su obra está
ante nosotros exigiendo que la completemos. Arreciaron los sabotajes
eléctricos. Se volvieron sistemáticos los cortes de agua. Pocas semanas antes
de las elecciones hubo una inoportuna devaluación del 47%, y los capitalistas
acapararon, especularon, provocaron desabastecimientos y dispararon la
inflación sin sufrir sanciones ejemplares.
8 Analicemos las tendencias constantes.
Reconozcamos el desgaste que aflige a toda obra humana. Luego, la
perduración del burocratismo matavotos, la eternización de trámites
innecesarios y repetitivos, la proliferación de procedimientos que sólo pueden
ser iniciados cn una página web que no abre nunca, que sólo pueden ser
concluidos personalmente y que engendran gestores y corrupción. Tengamos en
cuenta la incapacidad del capitalismo de ocupar el 7,6% de
desempleo y el 40,9% del empleo informal. El centenar de periódicos, la centena
de televisoras, el millar y medio largo de radios de la oposición continuó
mintiendo, desinformando, calumniando sin que ninguna medida les pusiera coto.
9 La oposición sembró el pánico
valiéndose de una Encuesta Nacional de Victimización y Percepción de
Seguridad Ciudadana 2009 del Instituto Nacional de Estadística, según la
cual ese año habrían fallecido 19.133 víctimas de la violencia. Las últimas
elecciones enseñaron que las encuestas no son confiables. Pero con ésta
el especialista en Guerra Sucia J.J.Rendón y el candidato perdedor insuflaron
en el electorado una paranoia que casi se vuelve victoria. Las autoridades
competentes no mostraron datos reales para desvirtuar esta percepción
terrorífica. Tampoco hubo medidas para detener el paramilitarismo y el
sicariato, responsables de más de tres centenares de asesinatos de dirigentes
sociales, y de innumerables crímenes horrendos y sin sentido que parecerían
perpetrados con el exclusivo propósito de difundir la alarma y el sentimiento
de indefensión. No se hizo valer el hecho de que las gobernaciones
manejadas por la oposición muestran el más alto índice delictivo. El miedo es
un proceso del cerebro sauriano, que no obedece a la lógica ni atiende a la
razón.
10 El bolivarianismo rescató de la
pobreza grandes sectores a los cuales los medios opositores engañan
predicándoles que pueden volverse oligarquía. Entre los recursos
desesperados de la oposición estuvo una oferta por Twitter de un aumento de
salario de 45% y hasta de 50% contra el 40% ofrecido por el gobierno. Poco vale
ese electorado de 5%. Siempre digo que revolución sin ideología es piñata ante
la cual la gente se arrodilla hasta que se acaban los caramelos. El
problema es cultural. Quizá el proceso debería emplear a fondo a sus
intelectuales. Más valen ideas que dádivas. La tarea es formar revolucionarios
y no consumistas, culminar una revolución y no competir en una subasta de
votos. El bolivarianismo puede recuperar sus contundentes mayorías aceptándolo
así y obrando en consecuencia. Todo tiene remedio, salvo la muerte.
(TEXTO/FOTO: Luis Britto)
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