Jorge Iván Ospina, el jueves 22 de diciembre de 2011, en los estertores de su mandato, de visita en el jarillón a orillas del río Cauca. (Foto de Jorge Orozco/El País). |
Filtraciones
en el jarillón del río Cauca
Enfáticamente afirmo que las medidas cautelares ordenadas en
diciembre de 2010 por el Juzgado 1 Administrativo no fueron implementadas por
parte de las autoridades obligadas a ello: el peligro siguió siendo latente
durante la segunda oleada invernal. Y continúa en esta ola invernal que empezó
en septiembre.
Por Alberto Ramos G. (*)
La foto
del exalcalde de Cali Jorge Iván Ospina, tomada por Jorge Orozco y publicada el
22 de diciembre --con sombras chinescas
y perfil encorvado, en un paraje sombrío y amenazante dentro la cara húmeda del
jarillón, donde las aguas del Cauca
sobre la ronda del río forman un pantano que en el colorido de la fotografía
concuerda con el traje del mandatario dentro de la degradación del lugar--, es
un retrato de la acción y observación tardía ante un problema anunciado,
conocido y advertido, pero que ni la Administración Municipal anterior (2008-2011),
ni la CVC quisieron entrar a resolver de fondo, ni siquiera con una decisión
judicial que lo advierte.
En
diciembre 2010, el Juzgado Primero Administrativo de Cali ordenó medidas
precautelativas y en septiembre 2011 dictó sentencia. Las medidas incluyen
arreglo de la estructura del jarillón y la relocalización de las viviendas de
invasión que colocan en peligro a todo Cali por la ruptura del jarillón.
La CVC y
la Alcaldía no actuaron para corregir sino que salieron a la defensiva
presentando apelación para no cumplir y desconociendo el problema. Durante el
año 2011 escribí cuatro columnas de prensa narrando el problema, con los
títulos de “Amenazas contra el jarillón”, “Segunda ola invernal y desastres”,
“Inexactitudes sobre el jarillón” y “Proteger el meandro”. Narré el desarrollo
del proceso de acción popular donde actué como apoderado y describí los
factores del peligro para Cali.
Ni
leyeron la sentencia ni leyeron los artículos, o todo les resbaló. En diciembre
2011 salieron a correr para remediar cuando el agua se metió en Juanchito, en
el meandro de la vuelta de las Córdoba y en una zona del barrio Alfonso López.
La
ocupación irregular del territorio es el primer factor de perturbación, los
usos del suelo y el agua, sobrevienen a esa ocupación y se darán de la misma
forma; los intereses encontrados de los pobladores por acceder al agua deben
ser regulados.
Conocer el
número de usuarios y su comportamiento
es vital para saber cuál es la demanda. La información que maneja cada
municipio puede alimentar una base de datos. Es negativo descuidar la
actualización del listado y ubicación de los usuarios y ocupantes del territorio.
Primero
que todo, cada río principal debe tener un plan de ordenamiento de la cuenca.
Los Pomch no pueden ser letra muerta; permanentemente la autoridad de control,
CAR, debe constatar el cumplimiento de las acciones y programas del Pomch. Y
los alcaldes, instruir a sus funcionarios afines para el buen funcionamiento. Los
Pomch, si se cumplen, permiten la sostenibilidad del recurso hídrico, de lo
contrario el deterioro de la cuenca sobrevendrá.
Como
apoderado de los demandantes dentro de la acción popular donde el Juez ordenó
acciones de despeje y saneamiento del jarillón debo expresar que si no fuera
por esta demanda no estarían haciendo nada.
Enfáticamente
afirmo que las medidas cautelares ordenadas en diciembre de 2010 por el Juzgado
1 Administrativo no fueron implementadas por parte de las autoridades obligadas
a ello: el peligro siguió siendo latente durante la segunda oleada invernal. Y
continúa en esta ola invernal que empezó en septiembre.
Los
desalojos en el jarillón solo empezaron en abril de 2011 sobre el mismo sector,
Un Nuevo Amanecer, no han avanzado, despejan un área y la gente vuelve al otro
día, continúa el mismo problema. Las obras sólo se iniciaron en mayo, dejaron
perder cinco meses. No actuaron sobre la zona que indicaba el auto interlocutorio.
Los siete
mil quinientos millones de la sobretasa ambiental no fueron aplicados al sector
que indicaba el juez, y aún falta una auditoría externa sobre esa inversión.
Pretenden los funcionarios encartados por las omisiones argumentar y siguen
haciéndolo que están cumpliendo con lo ordenado por la justicia, con enunciados
generales extractados de las leyes, con enumeración de proyectos que no atañen
al asunto central y con literatura refrita de otros oficios.
Fue
errónea e inexacta la afirmación de Efraím Sierra ex director del Dagma, al
decir que “ya se encuentra listo el proyecto para la fase 2 de la recuperación
del jarillón del río Cauca, estimada en $1.3 billones…”; esos $1.3 billones
corresponden a lo aprobado por el Compes para la recuperación de la totalidad
de la cuenca del río Cauca y sus afluentes, trabajo que hicimos antes de él
llegar al cargo.
Es un
engaño a la prensa, a la opinión pública y a la justicia, desviando la atención
y haciendo creer que están actuando. Afirma que muchos ocupantes tienen
escritura y están instalados legalmente. Nadie puede tener escritura de un bien
del Estado, solo si son espúureas. Los bienes del Estado son inenajenables,
invendibles.
Así que
la recuperación es viable inclusive sin necesidad de expropiación. Es un
sofisma de distracción del funcionario que le expresó que estaban tramitando 2
billones ante el Gobierno nacional (¿ante quién y quiénes?), porque ningún
proyecto de esa naturaleza lo tramita un Alcalde o ente territorial para un
solo sitio de riesgo.
Dijo otro
funcionario que se necesita primero un diagnóstico, entonces, ¿sino lo tienen,
cómo están tramitando los dos billones? Y tampoco es necesario el diagnóstico,
este existe en varias versiones, la del Clpad, Ingesam, CVC, Dagma, Emcali
desde la Gerencia del Acueducto y hasta los Bomberos Voluntarios han hecho
aportes.
La
Alcaldía de Rodrigo Guerrero desde el Dagma ha tomado el asunto en serio y
procede a corregir el daño en los cuatro sitios donde las filtraciones amenazan
con el paso del agua hacia la ciudad: Alfonso López I, Estación de bombeo del
paso del Comercio, y en la Carrea 9 Norte con calle 84 .
(*) Ex Procurador Ambiental del Valle.
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