Por
Luis Alfonso Mena S.
A propósito del falso argumento esgrimido por tibios y fariseos, en el sentido de que en el actual debate electoral estamos en presencia de una polarización dañina, es importante tener en cuenta asuntos que corresponden a la simple y llana realidad.
Los llamados 6.402 ‘falsos positivos’ durante los dos gobiernos de Álvaro Uribe, viles asesinatos, no son luchar por nada bueno.
Esos son crímenes de Estado por los que Uribe debe responder, porque hicieron parte de la política de “seguridad” de su gobierno, que buscaba mostrar “resultados” con montajes, falsedades y sangre, como lo ha evidenciado ampliamente la Justicia Especial para la Paz, JEP.
No son ningún logro, son homicidios cometidos por agentes del Estado en cumplimiento de políticas de un régimen violador de los derechos humanos, el de Uribe.
Si Uribe no es sancionado penalmente por esos crímenes, que constituyen genocidio, se tendrá que abrir paso la sanción a cargo de la Corte Penal Internacional, a la que está adherida oficialmente Colombia.
Siguiendo la política de represión uribista, Iván Duque arremetió contra los participantes en el Paro Nacional de 2021 con más crímenes de Estado: más de 80 personas, casi todas jóvenes fueron asesinadas, 48 de ellas en Cali, además de ocasionar miles de heridos, torturados y detenidos.
Y, para completar el panorama de oscuridad que nos ensombrece, no hay que olvidad que recientemente el régimen de Duque agregó a su lista de violaciones al Estado de Derecho la masacre del Putumayo: once campesinos asesinados por tropas del Ejército y la Armada Nacional, entre ellos un menor de edad y una ama de casa embarazada.
No es la primera vez que esto ocurre, confesó cínicamente el comandante del Ejército.
Si decir esto, y denunciar muchas otras acciones delictuales del régimen de Uribe y del de su continuador, el señor Duque, es polarizar, se parte de una premisa absolutamente equivocada, que para muchos casos se convierte en connivencia.
El primer responsable del respeto a los derechos humanos es el Estado, sus diversos regímenes y sus funcionarios ejecutantes.
Por el contrario, en relación con la controversia, lo que Gustavo Petro ha planteado es que, en su gobierno, desde el próximo 7 de agosto, la gestión se medirá no por número de bajas (muertos), como durante los gobiernos de Uribe, Santos y Duque, sino por los índices de vida y dignidad de la población.
Diferente, igualmente, lo planteado por Petro frente a lo que sostiene Federico Gutiérrez, quien postula su candidatura presidencial en la continuación de la nefasta política en materia de “seguridad” y represión conocida como del enemigo interno, que fue el derrotero de los tres gobiernos mencionados y que condujo a que el Estado colombiano acentuara su carácter histórico de ente criminal.
Ir por el camino del “centro” es sencillamente oportunismo y hasta complicidad.
Decir la verdad no es polarizar. Es, solo… decir la verdad.
Cali, domingo 8 de mayo de 2022.
PERIODISMO
LIBRE
No hay comentarios.:
Publicar un comentario