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domingo, 19 de enero de 2020

Nuestra historia, en Periodismo Libre Cali


BOLÍVAR Y EL GOBIERNO FUERTE

Por Alberto Ramos Garbiras (*)
La Constitución que redactó el Libertador para el naciente Estado de Bolivia en 1826 se aplicó en el Perú, y calculó Simón Bolívar que debería también adaptarse en La Gran Colombia (Venezuela, Colombia y Ecuador), con la idea de conformar una confederación de naciones regidas por la misma Carta Magna con cinco vicepresidencias y una presidencia vitalicia, pero no hereditaria. Propuesta que le surgió al calcular los peligros que corrían los cinco territorios liberados del yugo español y que sin unidad podrían disolverse por la retoma que llegaren a alcanzar los españoles o por las rencillas de los caudillos regionales que alentaran la separación en virtud a los nacionalismos despertados, o los apetitos de poder agenciados por camarillas de aduladores que rodeaban a los líderes de la independencia.

No fue el napoleonismo que lo devoró como han dicho los críticos de esta propuesta. Para rebatir este señalamiento se puede indicar que la presidencia de La Gran Colombia no la ejerció desde1822, se la dejó a Francisco de Paula Santander, para continuar la guerra a fin de expulsar a los invasores españoles que estaban aún en Ecuador y en el Perú. Cuando culminó el trabajo militar que inició el general San Martín, que terminó el Protectorado, la dirección militar de Bolívar triunfó en Junín y Ayacucho con la ayuda de Antonio José de Sucre, y valientes soldados; procedió a rechazar títulos ostentosos que pretendieron darle, similares a monarca o emperador; cuando triunfo en el alto Perú y fundó Bolivia, le entregó la presidencia a Sucre. Desde Angostura propuso una presidencia republicana normal para reemplazar las instituciones monárquicas, precisamente.

La insistencia de aplicar la constitución de Bolivia deviene de las condiciones de ingobernabilidad que estaban tomando los estados liberados que no supieron desarrollar las instituciones republicanas que él impulsó. Los sucesos entre 1827 y 1830 (conspiraciones, corrupción, secesionismo, caos en la legislación, desatención de la población, élites discriminadoras, desprecio por los afrodescendientes, los indígenas y los campesinos…), reseñados por los biógrafos, le dan la razón a Bolívar sobre lo que pretendía en ese momento. La Constitución de Bolivia fue pensada para un momento de excepción con el objeto de resolver una crisis en desarrollo y para contener un proyecto multinacional confederativo, a la par que impulsaba la Liga de las Naciones con el Congreso Anfictiónico de Panamá (una especie de OEA para encausar la política exterior de las naciones latinoamericanas recién liberadas).

La Constitución de Bolivia contemplaba un gobierno fuerte, pero contenía los mismos frenos al poder desbordado, y creó una cuarta rama del poder, la rama electoral. Como lo expone el biógrafo John Lynch, “La nueva Constitución preservaba la división de poderes clásica (legislativo, ejecutivo y judicial) y añadía uno más, el electoral, que permitía a los grupos de ciudadanos de cada provincia nombrar electores que formaban colegios encargados de elegir representantes y nombrar a los alcaldes y los jueces. El poder legislativo se dividía en tres órganos compuestos por tribunos, senadores y censores, todos ellos elegidos por voto popular. Los tribunos se encargaban de iniciar las leyes relativas a las cuestiones financieras y a las principales cuestiones políticas; los senadores eran los guardianes de la Ley y se ocupaban de los reglamentos eclesiásticos; los censores eran los responsables de la preservación de las libertades civiles, la cultura y la Constitución (con lo que resucitaba su anterior y problemática idea de un poder moral)”. (1)

El Libertador, desde que escribió la Carta de Jamaica, estampó su visión geopolítica que debería tener la Guerra de Independencia. En 1815 la geopolítica no existía como disciplina de la ciencia política, y esta como ciencia autónoma, pero relacionada con las ciencias sociales, tampoco existía. O sea, Bolívar fue un adelantado futurista en el ámbito de las relaciones internacionales. Ambas, la ciencia política y la geopolítica nacieron a finales del siglo XIX, se adelantó 70 años a la conformación de estas. Seguramente sus lecturas sobre Voltaire, Rousseau, Montesquieu, Condillac, D’Alembert, Lalande, Mably, Rollin, Helvetius, Locke, Fergusson; los autores griegos, los romanos, etc., le permitió formarse criterios y asimilar conceptos que procesó y adaptó a su época para resolver el enfrentamiento con un imperio y concebir la formación de un Estado republicano de gran tamaño. Se formó una visión continental de la Independencia, de un subcontinente (América Latina) oprimido durante casi 300 años por los miembros de un país que pertenecía a otro continente (Europa), y desde allá se volvieron potencia a expensas de los territorios dominados en medio de la sociedad feudal mercantilista.

Esa misma visión futurista con el componente geopolítico le permitió prevenirse ante los EE.UU. para enfrentarlo por lo que él barruntaba tendrían intentos de absorbernos a pesar de que era un Estado naciente. Al comienzo pensó que sería apoyado por haber surgido los EE.UU. también de una guerra de independencia; trató de lograr la ayuda o cooperación para enfrentar a los españoles en 1818 y 1819, pero no encontró respuestas positivas, ejecutaron actos contrarios a la neutralidad y toleraron la venta de armas a los españoles y fue denostado por periodistas de ese país. Lo atacaron al burlarse de la liberación de La Florida, que había estado en manos de los españoles. Una negociación turbia con compra simulada le permitió a los norteamericanos desconocer esa independencia; no reconocieron el nacimiento de La Gran Colombia con la ley de Angostura; las relaciones con James Monroe fueron hoscas; por eso no quería invitarlos al Congreso Anfictiónico de Panamá en 1826; y muchas otras trabas que se narran en las biografías sobre Bolívar.

Terminada el viernes 20 de diciembre de 2019 la presentación de la serie Bolívar, producción de Netflix, que el canal Caracol programó a las 9 p.m. con 60 capítulos que los colombianos acogieron  para conocer pasajes de la historia de Colombia, los tres últimos capítulos destacan la incomprensión de muchos contemporáneos sobre el proyecto continental y de una presidencia fuerte que Simón Bolívar comenzó a diseñar desde 1826 para evitar la disolución o desbaratamiento de la gran República que el concibió, previendo que la derrota de los españoles debía reafirmarse con un Estado grande y fuerte para no ser retomado nuestro territorio como había ocurrido en 1815, cuando se produjo la reconquista y el extermino que trajo Pablo Morillo con 12.000 militares para someter a los patriotas de la primera fase de la Guerra de Independencia (1810-1815). Un rumor difundido con perfidia extendió la versión de querer Simón Bolívar convertirse en dictador. Voy a intentar explicar por qué no fue Bolívar un Dictador como se entiende la palabra hoy.

El Libertador Bolívar a partir de la Guerra de Independencia y luego, con el diseño constitucional, logró fundar un enorme Estado llamado en los libros de historia La Gran Colombia, creado por partes. Liberó la Nueva Granada (hoy Colombia), con las batallas de Gámeza, Pantano de Vargas y Boyacá (1819); luego, Venezuela, con la batalla de Carabobo (1821), y después liberó a Ecuador con las batallas de Bomboná (en Consacá, para poder entra al Ecuador) y Pichincha (1822); extendió las instituciones definidas en la Constitución de Angostura (1819) aplicadas en considerable medida a la Constitución de Cúcuta (1821), y durante su vigencia aplicó algunas normas homologándolas con sobresaltos en el Perú, durante los años 1824 hasta 1825. Luego redondea y ajusta las instituciones en la Constitución de Bolivia (1826) que buscó convalidar en el Perú y posteriormente en la Gran Colombia con la más cuestionada figura de la presidencia vitalicia para poder controlar los 5 estados. Por ello propuso un plebiscito que permitiera la unión confederativa de los 5 Estados, con el fin de bloquear definitivamente a los españoles ya derrotados, pero con deseos de regresar.

La guerra espaciada que Bolívar sostuvo desde 1811 hasta 1824, y luego en el Alto Perú, derrotando a Pedro Antonio Olañeta, para fundar Bolivia, esta guerra espaciada nos permite afirmar a la manera de Norberto Bobbio que llevó a cabo la guerra como fuente del derecho, creía que esa guerra era justa o necesaria para lograr independizarnos de 300 años de sometimiento y vejámenes. Colombia nació de una guerra de liberación y para ensanchar o ampliar el Estado grande que él deseaba, lo hizo con una guerra subcontinental. Y para sostener ese Estado en crecimiento necesitaba del uso de la fuerza pública, con el ejército guerrillero que organizó, lo llevó a ejército patriota y al gobernar lo convirtió en ejército institucional, o Fuerza Pública estatal, ejército al que él consideraba el verdadero fundador del Estado. Al hacer actuar la Fuerza Pública con medidas fuertes para evitar el desorden, buscaba conservar la unión de las 5 regiones, hoy 6 estados (con Panamá), para evitar la secesión o separación, como en efecto se empezó a dar y se consumó después de su muerte.

Estos fueron algunos de los tropiezos y dificultades que se le presentaron a Bolívar para terminar de construir el Estado grande que fundó. Todo se hundió en la posguerra colonial (después de derrotar a los españoles), en medio de la implementación. El Libertador Bolívar, al querer mantener despejado de españoles el territorio liberado, endureció las medidas para conservar el territorio, a la vez que, sin españoles en la escena, los “liderazgos” de oportunistas o ambiciosos para querer gobernar cada Estado liberado (Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia) se destaparon con las ansias de poder regional y emprendieron un forcejeo que terminó en disolución. Todo se enreveso con alegatos “legales”, constitucionales y embriones partidistas.

 En efecto, para frenar las conspiraciones internas tenía Bolívar que tomar determinaciones drásticas como el fusilamiento de los autores del atentado septembrino, etc. Y los que no entendieron la actitud de Bolívar posteriormente lo vieron, equivocadamente como el fundador del Partido Conservador. Los grupos regionales del poder, sus anteriores colaboradores en la Guerra de Independencia, se volvieron jefes de fracción y facciosos, para asumir el poder cada uno (Páez, Mariño, Peña, Santander, Juan José Flórez, Bustamante, La Mar...), desarticulando el Estado Grande o subcontinental que Bolívar forjó. Capítulo aparte es el tema de los criollos, mestizos y nativos colaboradores con las autoridades españolas, entreguistas o colaboracionistas que actuaron como realistas, cientos de pastusos, ecuatorianos y peruanos, pusilánimes y erráticos; esos una vez se vence y se expulsa a los españoles, se convierten en insidiosos (como Camacho, Saldarriaga y otros ...), y con intrigas, chismes e interpretaciones pérfidas retorcieron a personajes que lo acompañaron en la campaña libertadora  y fueron sus amigos con los que concibió el proyecto independentista, como el general Santander o el general Páez, entre otros.

Sobre la presidencia vitalicia, trató de ubicar el contexto más amplio que le correspondió actuar, porque Bolívar pensó que era la forma de evitar la desagregación y fortalecer el subcontinente. Un republicano que no declinó el nuevo sistema mientras que San Martín y O Higgins querían una monarquía constitucional con un príncipe inglés para el resto de la región subcontinental. Bolívar, una vez concluyó de vencer a los españoles en El Alto Perú, procedió a fundar Bolivia, o sea se inició la etapa del postconflicto o posguerra colonial, debiendo reconvertir el Estado colonial en Estado Republicano, pero dentro de un Estado inmenso que necesitaba no solo el cambio de normas monárquicas por normas republicanas, sino que requería además la implementación de un sistema político nuevo, encontrándose con los apetitos de caudillos que querían regionalizar el poder para sí, para grupos con apetitos personalistas sin visión amplia.

(1) Lynch John. “Simón Bolívar”. Editorial Crítica, Barcelona, Serie Mayor, Barcelona, España, 2008.

(*) Magíster en Ciencia Política (Universidad Javeriana); PhD en Derecho con énfasis en Política Latinoamericana, Universidad Nacional de Madrid (UNED, España); profesor de derecho internacional en la Universidad Libre.


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