Páginas

domingo, 4 de febrero de 2018

Lo ocurrido en Armenia y Pereira


ODIO ENFERMIZO Y FANATISMO

Por Luis Alfonso Mena S.
Las agresiones de que fueron objeto el candidato presidencial del partido Farc, Rodrigo Londoño, Timo, y quienes lo acompañaban en las calles de Armenia no reflejan otra cosa que a un sector social enfermo de odio, profundamente inoculado por la intolerancia y la enajenación que disparan los instintos primarios.

En quienes reaccionaron al recorrido que Londoño hacía por una avenida de la capital del Quindío no se escucharon argumentos, ni reclamos sustentados, como correspondería a seres civilizados.


Solo se oían gritos, insultos de personas aupadas, además, por agitadores de extrema derecha, de provocadores que pelechan en sectores sociales despolitizados y fanatizados.

Y luego, la violencia contra los vehículos en que se movilizaban el candidato y sus compañeros, que fueron atacados y destrozados en parte.

Solo la serenidad de Londoño y de quienes caminaban con él evitó que la evidente provocación tendida pasara a mayores.

Expresiones de intolerancia como la del viernes 2 de febrero en Armenia no son nada neutrales.

En las redes sociales y en medios de comunicación tradicionales personas y políticos alcahuetes del paramilitarismo y de la violencia estatal hacen fiestas con las imágenes y los videos contra Londoño y sus seguidores.

Pero nada dicen en relación con la ola de asesinatos perpetrados por la extrema derecha contra líderes sociales, defensores de derechos humanos, reclamantes de tierras y excombatientes que dejaron las armas.

El odio irrigado por medios de comunicación a lo largo de los tiempos ha hecho su efecto en sectores de la sociedad para los cuales la paz en Colombia no cuenta y dicen preferir la guerra, pero la realizada por los demás, no por sus hijos, hermanos o padres.
El sábado 3 de febrero, en la ciudad de Pereira, otros fanáticos, movidos por las llamadas redes sociales, cercaron durante largas horas una reunión de integrantes del Partido Farc que se cumplía en el edificio Coeducar.

Los convocados rodearon la edificación y amenazaron la seguridad de los participantes en la reunión desde inicios de la tarde hasta altas horas de la noche.

La campaña electoral en marcha ha entrado en un terreno de violencia verbal y amenazas no solo contra los aspirantes del partido Farc, sino contra los de otros movimientos, como el de Gustavo Petro.

Ello hace urgente que el Estado garantice la integridad de los participantes en la contienda comicial.

Y que el debate pase a otro nivel, que empiece por el repudio rotundo a la violencia, en sus diversas manifestaciones, como el asedio amenazante, la provocación y la agresión que se presentaron en Armenia y Pereira.

La historia política de Colombia está llena de episodios similares que no se deben repetir.

No podemos estar condenados a una sociedad sumida en la violencia eternamente.


Cali, sábado 3 de febrero de 2018.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario