El fuego
de la vida, nunca se apaga
Gaitán y Chávez trascendieron en medio de una multitud donde hombres,
niños, mujeres, trabajadores, campesinos, artesanos, intelectuales, obreros,
artistas, prostitutas y estudiantes, rugieron con angustia y desesperanza,
mirando al cielo con una pregunta en los ojos, ¿Por qué?
Por Ángela Moscosso
(*)
Estas dos fechas separadas por un
instante del tiempo eterno, marcan un antes y un después para un pueblo que,
unido por Bolívar, fue temporalmente dividido por la traición, la vanidad y avaricia
de inicuos, cuya trágica influencia aún hoy, siembra desolación, angustia y
muerte.
Desde Caracas, hasta Bogotá, y más
allá, bajando por Los Andes hasta Quito, Lima y La Paz, el rugir del pueblo de
Bolívar estremece todas las estructuras que han erigido quienes lejos de amar
la vida, pretenden someternos para cumplir el encargo de los poderosos.
Gaitán y Chávez trascendieron en
medio de una multitud donde hombres, niños, mujeres, trabajadores, campesinos,
artesanos, intelectuales, obreros, artistas, prostitutas y estudiantes,
rugieron con angustia y desesperanza, mirando al cielo con una pregunta en los
ojos, ¿Por qué?
Esa desolación y angustia, ese sudor
y lágrimas, ese convulsivo agitar de brazos, para encontrar respuesta, se
convierte hoy en decisión y carácter para avanzar. La cuna de Bolívar lucha hoy
por mantener la paz, basada en la justicia social, conseguida en los últimos 14
años; en la tierra de Nariño y Policarpa Salavarrieta, queremos vencer el
miedo, para que florezca la paz, la justicia y la libertad; por los caminos de
Alfaro se consolida la Revolución Ciudadana, signada por la eficiencia y la
honestidad y en La Paz la esencia de Nuestra Patria Grande, hoy más que nunca,
se hace acreedora al amor infinito del libertador, pues lo que se ha alcanzado,
muestra al imperio, cuán grande es nuestro pueblo y como un presidente indígena
levanta la bandera de la justicia ancestral, para que la Pacha Mama, sienta que
sus hijos la aman y respetan.
¡Rugid pueblos, rugid!, que tu voz
continúe aniquilando a los inicuos. ¡Rugid pueblos, rugid!, que no
haya silencio, porque el silencio otorga. ¡Rugid pueblos, rugid!,
porque el 5 de marzo y el 9 de abril son días para gritar ¡América es
Nuestra Patria! ¡Rugid pueblos, rugid!, que Gaitán y Chávez,
están ahí, en la sonrisa de los niños, mujeres, hombres y ancianos que ven
respetados sus derechos sociales y Gaitán y Chávez están en la mirada de
quienes continuamos luchando por alcanzar aquellos propósitos humanos. ¡Rugid
pueblos, rugid!, que tu rugido asusta a la injusticia y da fuerza y vida a
la esperanza. ¡Rugid pueblos,
rugid!, que la llama
de la vida nunca se apaga.
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