¡El paro crece y se extiende!
La sabiduría popular estará alerta ante el “pacto agrario” anunciado por
Santos, para no caer en las trampas tan típicas del Establecimiento
burgués-terrateniente a lo largo de la historia, que han derivado en más dolor
y desesperanza para el pueblo colombiano.
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Por Luis Alfonso Mena S.
Luego de menospreciar la capacidad de movilización
y protesta del pueblo colombiano, el Gobierno decidió responder al Paro
Nacional Agrario y Popular con una violenta represión que dejó el jueves 29 de
agosto, en las multitudinarias marchas registradas en todo el país, cinco
manifestantes muertos por balas oficiales, según múltiples denuncias (dos en
Bogotá; uno en Soacha, Cundinamarca; otro en Río Negro, Antioquia, y uno más en
Castilla, Tolima), lo mismo que centenares de heridos y detenidos.
El viernes 30 de agosto, Santos anunció la
militarización de Bogotá y de las carreteras del país tomadas en la protesta
por miles y miles de campesinos, en una actitud que dibuja de cuerpo entero a
un mandatario representante de la oligarquía colombiana, históricamente
retardataria, y ejecutor de sus modelos neoliberales, promotor de los nefastos
TLC y de la concentración de la tierra en favor de los grandes terratenientes y
de la política minero energética para los monopolios nacionales y extranjeros,
iniciada por su antecesor, el oscuro Álvaro Uribe Vélez.
El Gobierno desarrolla una estrategia de división
del movimiento campesino y de fragmentación de los posibles diálogos, sin tocar
los puntos medulares de los pliegos de la Mesa Nacional Agraria y Popular de
Intermediación y Acuerdo, MIA; de la Coordinadora Nacional Agraria, CNA; de la
Alianza Nacional por la Salud, Ansa, y de la Asociación Colombiana de
Camioneros, ACC, que lideran el paro.
La estigmatización hecha por Santos contra el
Movimiento Social y Político Marcha Patriótica y la criminalización de la
protesta son evidencia del carácter antidemocrático del Gobierno neoliberal de
Santos.
El paro no se detiene, a pesar de las maniobras del
Gobierno y de acuerdos parciales hechos en Boyacá y Nariño, pues miles de
campesinos siguen en carreteras, calles y plazas del país dispuestos a hacerse
sentir y a continuar la protesta hasta que se instale una mesa nacional de
negociación y acuerdos que busque soluciones a los problemas centrales del
campo y la ciudad: tierra para los campesinos, fin de los TLC, políticas de
largo aliento en materia de insumos, costos de los combustibles, semillas,
salud, empleo, respeto a los derechos políticos de campesinos y trabajadores,
que para nada han sido tocados hasta ahora por el régimen santista.
El paro ha sido un éxito: el pueblo vive su
despertar no solo reivindicativo sino político y sus repercusiones, más allá de
la coyuntura, serán históricas, porque confrontaron el poder de las élites
oligárquicas colombianas. El paro ha sido y es un salto cualitativo en las
luchas sociales del pueblo colombiano.
La sabiduría popular estará alerta ante el “pacto
agrario” anunciado por Santos, para no caer en las trampas tan típicas del
Establecimiento burgués-terrateniente a lo largo de la historia, que han
derivado en más dolor y desesperanza para el pueblo colombiano.
Nuestro país no puede seguir atado a los designios
criminales del imperio estadounidense que hoy quiere anegar en sangre al pueblo
sirio, a las políticas de quienes, como Barak Obama y la maquinaria de guerra
al servicio de las grandes corporaciones industriales del mundo capitalista,
buscan sojuzgar a los pueblos militar, política y económicamente. El pueblo no
olvidará que la oligarquía colombiana hace parte del coro de áulicos abyectos
de esos designios.
El pueblo colombiano, como ocurrió en el histórico
paro cívico nacional del 14 de septiembre de 1977, vuelve a la movilización
masiva y pacífica por sus derechos y le dice al poder oligárquico: ¡no más!
Por eso, el Paro Nacional Agrario y Popular
continúa su marcha en el Valle, Cauca, Putumayo, Caquetá, Meta, Huila, Tolima,
el Eje Cafetero… y muchos departamentos y regiones más, que siguen el ejemplo
del heroico paro campesino del Catatumbo.
Los pasos no se detienen. El sábado 31 de agosto
así quedó evidenciado en el Segundo Encuentro Nacional de Unidad Popular,
cumplido en Bogotá, que cerró filas de respaldo al paro y en el que se ratificó
la decisión de la Mesa Nacional Estudiantil, Mane; de la Federación Colombiana
de Educadores, Fecode; de la Unión Sindical Obrera de la Industria del Petróleo,
USO, y de muchos otros sectores sindicales y sociales de ir al paro, no sólo en
reclamo de sus propios derechos, sino en el fortalecimiento de la protesta
nacional.
El paro sigue, el pueblo no se amilana, a pesar de
la ferocidad de las élites oligárquicas colombianas.
Bogotá, domingo 1 de septiembre de 2013.
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