El pueblo de Piedras votó en su absoluta mayoría en contra del proyecto megaminero de la multinacional AngloGold. (Foto tomada de: Radio Macondo). |
Histórica
decisión ambientalista de Piedras, Tolima
La megaminería a cielo abierto y la locomotora
minero – energética, son productos de decisiones políticas. En
consecuencia resulta inane pensar que la lucha ambientalista no tiene nada que
ver con la lucha política. Todo, está debidamente concatenado.
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Por Nelson Lombana Silva
La soberana decisión del pueblo de Piedras, Tolima,
de rechazar la anti ambientalista política de la locomotora minero – energética
del presidente Santos es histórica. Con decisión y coraje el 99.2 por ciento
dijo categóricamente no a la presencia de las multinacionales y
transnacionales, especialmente la Anglo Gold Ashanti.
Un análisis político nos podría dimensionar el
hecho para desarrollarlo en el departamento y en el país. Nos daría luces
sobre las causas y los efectos de una política imperialista que como tal se
impone a la fuerza y de espaldas al país nacional del cual hablara en su
momento Jorge Eliécer Gaitán Ayala.
Sería un error catastrófico encerrarlo única y
exclusivamente en el escenario ambientalista, como algunos lo proponen. Sería un
análisis superfluo y muy limitado, distante del momento histórico que estamos
viviendo. Como diría alguien: El toro hay que cogerlo por los cuernos.
Partir del análisis sistémico del capitalismo sería interesante,
porque nos permitiría mirar con amplitud la problemática ambientalista y
la relación intrínseca que hay con otras problemáticas de carácter social,
político, económico y cultural. Es decir, la propuesta va encaminada a mirar
la problemática en su conjunto y no por simple abstracción.
Así, nos permitiría superar contradicciones
bastantes pronunciadas y evidentes como rechazar la megaminería, pero
apoyar el régimen capitalista. Condenar la megaminería a cielo
abierto, pero identificarse con la locomotora minero – energético del
presidente Santos.
Se exige un poco de coherencia. Y esa coherencia
está determinada por el conocimiento político del régimen en el cual
sobrevivimos los pobres de Colombia. El argumento es elemental: La megaminería
a cielo abierto y la locomotora minero – energética, son productos de
decisiones políticas. En consecuencia resulta inane pensar que la lucha
ambientalista no tiene nada que ver con la lucha política. Todo, está
debidamente concatenado.
El capitalismo tiene una crisis estructural
profunda. Las grandes potencias se zambullen al calor de sus diversas
contradicciones, que va de lo económico, lo político y lo ético a lo
ambiental, cultural e ideológico. En síntesis, la crisis en las alturas del
poder imperial es estructural e integral.
En esas condiciones, dicho sistema es cada vez más
incapaz de resolver la problemática de la humanidad con todos sus afanes y
preocupaciones. Se vuelve cada vez más agresivo y violento. Además, se
niega a perder su dominio imperial. Eso explica por qué los presupuestos
de defensa de los países dominados por el capitalismo son generalmente los más
amplios y jugosos, en relación con otros como salud y educación.
Esa crisis mundial del capitalismo se niega el
capitalismo a reconocerla y asumirla, acudiendo descaradamente a los
países tercermundistas o subdesarrollados para tratar de sobreaguar en parte su
brutal crisis, que ellos generaron con sus políticas antipopulares e
imperialistas.
Una salida demencial, es la reprimarización de la
economía. Es decir, volver a lo que se hizo hace 500 años atrás
en este continente a sangre y fuego: Sacarle a la Pachamama
(Tierra) sus metales con el mismo fin: Robarlo para fortalecer ayer el
imperio español, hoy el imperialismo norteamericano.
Entender la lucha ambientalista en esa dimensión
tiene necesariamente que desarrollar propuestas audaces, amplias, democráticas
e incluyentes. Unir las distintas rebeldías como dice la Marcha Patriótica para
encausar la resistencia con éxito. No podemos hacer una lucha marginal, cada
quien por su lado y a su modo. Hay que tener trascendencia y posición
estratégica, la cual se va depurando y fortaleciendo al calor de la lucha
callejera, la lucha política, la lucha social, la lucha ambientalista, la lucha
cultural y la lucha ideológica. “La unidad nos hará libres”, dice Simón
Bolívar.
Si entendemos que estamos enfrentando un monstruo
de mil cabezas, el capitalismo neoliberal en su agonía, seguramente
entenderemos que la unidad es el camino para avanzar y luchar por la defensa de
nuestros recursos naturales y ambientales. El principal valor de la consulta
popular de Piedras, Tolima, está en la demostración de que las
multinacionales y transnacionales con todo su poder económico, corruptor,
criminal, político y mediático no es invencible, se pueden derrotar si unimos
rebeldías y nos despojamos de pequeñeces.
Ese es el principal de desafío hoy. Es el reto que
debemos asumir sin sectarismos y sin ambigüedades.
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