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domingo, 17 de marzo de 2013

Análisis. El gran homenaje a la memoria del comandante Hugo Chávez:



Su pueblo siempre acompañandolo, la foto corresponde a una de las concentraciones previas a la elección presidencial del 7 de octubre, en la que Chávez triunfó con 8.191.132 votos. (Foto: Luis Alfonso Mena S.).

 Continuar la construcción del 
socialismo bolivariano del Siglo XXI

El jueves 14 de junio de 2012 publicamos en PARÉNTESIS un texto que titulamos Revolución en Octubre, en el que analizábamos las cinco líneas estratégicas fundamentales del Programa para las elecciones presidenciales del 7 de octubre de ese año, escrito de puño y letra por el comandante Hugo Chávez. Son esos cinco grandes objetivos de la Revolución en Venezuela para el período 2013-2019 los que recibe como legado Nicolás Maduro, el encargado de liderar las huestes bolivarianas ante la partida temprana, el 5 de marzo de 2013, del querido Presidente. El 7 de octubre de 2012  e1 proceso venezolano se fortaleció con un nuevo y contundente triunfo. Los dos grandes ejes de ese Programa son la defensa de la independencia antiimperialista lograda en 14 años de gestión y seguir en la construcción del socialismo bolivariano del Siglo XXI. El mismo programa fue radicado por Maduro al inscribir su candidatura para las elecciones del 14 de abril de 2013. Como un homenaje a la memoria del comandante Chávez --cuyo extraordinario aporte a la búsqueda de un mundo mejor será nutriente cotidiano de las luchas de los pueblos del mundo--, y por su actualidad a raíz de las elecciones próximas a cumplirse en Venezuela, reproducimos a continuación el análisis mencionado.

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El lunes 11 de junio las páginas virtuales de la Red de Medios Públicos de Venezuela amanecieron congestionadas, no se podían captar señales de las mismas por Internet para conocer los prolegómenos del acto, que se preveía sería multitudinario, con el cual inscribía su candidatura a la reelección el presidente Hugo Chávez.

La explicación parecía sencilla: centenares de miles de personas, no sólo en América Latina sino en el mundo, buscaron desde cinco o seis horas antes de la ceremonia de inscripción conocer a través de la Internet pormenores del acontecimiento.


Esa circunstancia es evidencia del fenómeno político y comunicacional que es Hugo Chávez para millones de personas en el mundo, de su significado para pueblos que lo perciben como el líder genuino de un proceso revolucionario, que lo sienten como el orientador de un renacer de la esperanza de que una sociedad mejor sí es posible.

Y no se equivocaban quienes con tanta antelación quisieron acceder a las páginas virtuales de los medios públicos de la República Bolivariana para percatarse de lo que sucedía, pues miles y miles de pobladores de Caracas y de toda Venezuela inundaban desde las 9:00 a.m. las calles de la capital hasta convertirse en un impresionante caudal humano.

El sector conocido como El Calvario, Plaza Miranda, Plaza O’leary, Plaza Diego Ibarra, Plaza Caracas y la Avenida Baralt fueron escenarios de una nueva demostración de masas desbordadas para expresarle su apoyo sincero y emocionado al líder del proceso de transformaciones sociales que los oligopolios del mundo tanto odian, pero a quien la mayoría creciente de su pueblo tanto respalda, después de trece años de gobierno.

Pero aparte de esta demostración llena de alegría, himnos, canciones, consignas, banderas, colorido y, lo más impactante, declaraciones de amor solidario de hombres y mujeres, este reencuentro de Chávez con su gente revestía un interés particular, pues era la constatación de la falsedad mediática internacional según la cual el mandatario no podría inscribirse a causa de su grave enfermedad.

No sólo con su comparecencia ante el Consejo Nacional Electoral para firmar su nueva candidatura presidencial, sino con el extenso discurso que pronunció de pie durante tres horas, Chávez desvirtuó las lucubraciones de periodistas que en su país y en Colombia, Brasil, España, Estados Unidos… de manera irresponsable propalaban versiones sobre el estado casi “moribundo” del Presidente.

Esos periodistas hablaban con el deseo, que es el mismo de la derecha venezolana y de las clases dominantes del continente, quienes llevan meses lanzando toda clase de versiones, invenciones y mentiras sobre la clase del cáncer que afectó al Presidente y vaticinando, con un sentimiento de inhumanidad y morbo sorprendentes, “la inminente desaparición física” de Chávez.

“Le quedan dos meses de vida”, corearon luego de que el conocido y reaccionario periodista gringo Dan Rather propalara hace pocos días tal falacia necrofílica. Él mismo confesó que no tenía cómo demostrarlo, pero todos, incluido Darío Arizmendi y los “gurúes” de la radio colombiana corrieron a reproducirlo sin sonrojo ético alguno.

Chávez no sólo se mostró recuperado en su salud sino que evidenció el mismo vigor que lo ha caracterizado. A pesar de su enfermedad, el Jefe de Estado no ha dejado de gobernar ni de impulsar programas como el de 2.600.000 viviendas para los más pobres de su país o la revolucionaria Ley Orgánica del Trabajo, que proscribe la tercerización, establece la jornada laboral de 40 horas y contempla un sinnúmero de beneficios para los trabajadores.

La solidaridad de su pueblo ante las vicisitudes de su enfermedad y el reconocimiento de que a pesar de ella el Presidente no ha dejado de tener el mando de la Nación y de impulsar las múltiples acciones administrativas en su beneficio, se reflejan en una docena de encuestas que semana tras semana le dan el triunfo el 7 de octubre próximo, con márgenes que van del 53% hasta el 68%, con ventajas que oscilan entre 17 y 30 puntos porcentuales sobre su contendor.


La opción socialista, el gran aporte de Chávez
Pero más allá de todo lo anterior, un aspecto trascendental del multitudinario acto de inscripción de Chávez fue la presentación de su programa de gobierno y, de manera especial, la ratificación del camino socialista de la revolución bolivariana.

“No queremos, ciertamente, que el socialismo sea en América calco y copia. Debe ser creación heroica”, dijo en 1928 José Carlos Mariátegui. Esa es la orientación de la revolución bolivariana, cuya segunda fase explicó Chávez.

A diferencia de su contradictor, Henrique Capriles, quien encabeza un grupo de 31 colectividades opositoras, la gran mayoría de derecha, y no presentó programa, Chávez, que lidera una coalición de 13 partidos reunidos en torno del Gran Polo Patriótico, llegó con un programa estructurado de manera minuciosa, con soportes conceptuales y estadísticos.

El documento, mostrado a sus seguidores en la Plaza Diego Ibarra, se titula Para la Gestión Bolivariana Socialista 2013-2019, se desarrolla a lo largo de 40 páginas y tiene cuatro clases de grandes objetivos entrelazados: históricos, nacionales, estratégicos y generales. [1]

El lunes 11 de junio en su discurso de tres horas, con pedagogía de masas, Chávez se esforzó por detallar y explicar los cinco objetivos históricos, que redactó de su puño y letra y que el Partido Socialista Unido de Venezuela, el más grande del país y fuerza motora del Gran Polo Patriótico, tuvo impreso para el acto de inscripción.

El primer objetivo histórico lo resumió así: “Defender, expandir y consolidar el bien más preciado que hemos reconquistado después de 200 años: la independencia nacional”. [2]

Chávez explicó que gracias a esa independencia el país ha podido disponer de 350.000 millones de dólares derivados del manejo soberano de la industria petrolera venezolana, recursos que se hubieran llevado las corporaciones transnacionales estadounidenses de no haber llegado al poder en 1998.

Con base en la independencia frente a la banca internacional se han inyectado 500.000 millones de dólares a misiones y programas sociales. En 2012, para sólo referir ejemplos inmediatos, serán entregadas 200.000 casas completamente dotadas a la población y miles de supermercados populares seguirán facilitando alimentos con entre el 50% y el 60% de rebaja en sus precios respecto de las tiendas privadas.

Chávez les explicó a sus seguidores que la nueva Ley de Hidrocarburos multiplicó las regalías, que en 1998 eran del 1% y ahora son del 30%, y recordó que el impuesto petrolero en la Franja del Orinoco es del 50%. “Todo ello es soberanía, independencia”, insistió.

El segundo objetivo lo definió Chávez así: “Continuar construyendo el socialismo bolivariano del Siglo XXI en Venezuela, como alternativa al sistema destructivo y salvaje del capitalismo y con ello asegurar la ‘mayor suma de seguridad social, mayor suma de estabilidad política y la mayor suma de felicidad’ para nuestro pueblo”. [3]

Este se podría considerar el más importante aporte de Chávez a los procesos de cambio y de revolución en el continente americano y en el mundo. Ya en 1994, poco después de obtener la libertad luego del alzamiento que lideró el 4 de febrero de 1992 contra el gobierno de Carlos Andrés Pérez, Chávez se planteaba una lucha frontal contra el sistema político imperante en su país.

Incluso retomaba a Antonio Gramsci cuando hablaba de un sistema que no termina de fenecer y otro que no termina de nacer, para concluir que hay dos maneras de lograr el cambio, y privilegia la revolución pacífica.

A finales de la década de los años 90, cuando se hallaba en pleno auge el capitalismo en su fase neoliberal y, paralelamente, se derrumbaban como castillos de naipes, casi sin resistencia, los regímenes socialistas en toda Europa, incluida la Unión Soviética, aparece Chávez para, contra viento y marea, iniciar un proceso nuevo.

Diez y ocho años después, Chávez se encuentra en la senda socialista, definida ya en las elecciones presidenciales de 2006, en las que fue reelegido. A partir de allí se dio inicio a la que denomina primera fase de la construcción socialista.

El Presidente es consciente de que su país todavía se enmarca en lo fundamental dentro de un sistema socioeconómico capitalista, pero se plantea, con decisión y sin temores a la propaganda opositora, seguir sembrando las semillas de la propiedad social sobre los medios de producción, para lo cual postula “poder popular, comunal, obrero y campesino”.

“Vamos a crear comunas para darle poder político al pueblo con una nueva economía comunal en las parroquias, para ir desplazando progresivamente el poder capitalista… Poco a poco tenemos que ir instalando el nuevo modelo y desplazando el viejo. Crear el nuevo modelo permitirá una economía socialista diversificada, dejar atrás el modelo explotador perverso”, explicó en su discurso.

El tercer objetivo histórico del programa de Chávez establece: “Convertir a Venezuela en un país potencia en lo social, lo económico y lo político dentro de la Gran Potencia Naciente de América Latina y el Caribe, que garantice la conformación de una zona de paz en Nuestra América”.

La visión del presidente venezolana no es endógena ni chauvinista, por el contrario, es plural e internacionalista, y en tal sentido dentro de sus estrategias siempre ha estado presente la relación solidaria con los pueblos del mundo.

Ello se refleja cuando se plantea el desarrollo económico de su nación, pero sin olvidar que el mismo se inscribe en el campo de su relación con los demás países hermanos, postulado que ha sido tergiversado de manera perversa por sus opositores.

El influjo de Chávez es palpable en la construcción de organismos de cooperación económica y política a escala continental. Como lo explicó en su discurso del 11 de junio, fue a partir de su gobierno que se pudieron materializar instancias como la Unión de Naciones Suramericanos, Unasur, frente a la cual la derecha del subcontinente se mostró siempre reticente, pero que se ha consolidado en el último año.

Otros organismos como la Alianza Bolivariana de los Pueblos de Nuestra América, Alba, y la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe, Celac, el primero de unión solidaria para la cooperación económica y el segundo, alternativa frente a la OEA y de rechazo al dominio estadounidense, nacieron en gran medida por iniciativa y bajo el liderazgo de Chávez.

El cuarto objetivo expresa: “Contribuir al desarrollo de una nueva geopolítica internacional en la cual tome cuerpo un mundo multicéntrico y pluripolar que permita lograr el equilibrio del Universo y garantizar la paz planetaria”. [4]

Desde el arribo de Chávez al poder la geopolítica internacional recibió su influjo al rescatar la causa de la lucha antiimperialista, desahuciada por muchos teóricos que cuestionan incluso el concepto de imperialismo en la posmodernidad.

De nuevo sin temores a la estigmatización por la recuperación de la idea, ha venido liderando una tendencia mundial opuesta a la resignación de un mundo unipolar, con Estados Unidos como gendarme máximo del planeta, y que se plantea el derecho de los pueblos a la autodeterminación.

En tal sentido se orienta su postulado de un mundo multicéntrico y pluripolar, que cuestiona en primer término el poder injerencista y guerrerista de Estados Unidos, principal imperio capitalista, y reivindica el derecho a la diversidad de relaciones económicas y políticas de los pueblos latinoamericanos.

Se trata de un postulado que entronca con todos los anteriores, que le ha permitido a su país no solo romper con la dependencia de Estados Unidos sino establecer sólidos nexos comerciales y políticos con potencias alternativas como China, Rusia, Irán y Brasil, al tiempo que recuperar el liderazgo en la Opec e iniciar un camino de diversificación en las exportaciones.

Y el quinto objetivo: “Preservar la vida en el planeta y salvar la especie humana”. [5]

Es un escenario fundamental en el mundo de hoy, que toca los derechos de tercera generación, a propósito de una globalidad amenazada por las guerras, la depredación del medio ambiente y el ecosistema por parte del mundo capitalista.

Chávez recalcó que gracias a los 13 años de revolución el 95% de la población hoy tiene acceso a agua potable e instó a mantener la guardia para evitar que los recursos naturales se vuelvan a entregar a los monopolios.

“Seguiremos viviendo para darle vida a la patria y al socialismo”, puntualizó.

Así, el 7 de octubre de 2012, el presidente Hugo Chávez participará en la jornada electoral número 14 desde 1998, y todo indica que vencerá de nuevo. Será el comienzo de la materialización de los dos grandes ejes de su programa: la defensa de la independencia lograda en sus 13 años de gestión y la continuación de la construcción del socialismo bolivariano del Siglo XXI.

El triunfo del presidente Chávez el 7 constituirá una verdadera revolución en octubre, a 95 años de la protagonizada por el pueblo ruso en el mismo mes de 1917.

(*) Director del periódico PARÉNTESIS, de Cali, Colombia.


Nota:
[1] Ver el programa presidencial titulado Propuesta del Candidato de la Patria. Comandante Hugo Chávez. Para la Gestión Bolivariana Socialista 2013-2019, en: http://www.chavez.org.ve/Programa-Patria-2013-2019.pdf.
[2] Ibídem, p. 4.
[3] Ibíd.
[4] Ib.
[5] Ib.








El fortalecimiento de las misiones socialistas, como la Gran Misión Vivienda Venezuela, las misiones de trabajo y educación, son unos de los grandes retos para continuar la obra del comandante Chávez, para seguir contruyendo la gran Revolución Bolivariana. (Fotos: Luis Alfonso Mena S.).

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